Monday, May 7, 2012

“Esta es la historia acerca de la intolerancia. (…) de una sociedad que no soporta la existencia de gente diferente”





La violencia en la historia chilena, especialmente contra el pueblo mapuche, ha sido la norma, siempre ejercida desde arriba y justificada. Siempre.

Hace unos días se volvió a discutir el problema de la violencia en el “conflicto mapuche”. Radio Bio-Bio publicó: http://www.biobiochile.cl/2012/05/07/activistas-critican-militarizacion-de-conflicto-mapuche-en-jornada-de-discusion-entre-comunidades.shtml
La violencia en el llamado conflicto Mapuche -que no es otra cosa que la militarización y criminalización por el estado y gobiernos de turno de los derechos y demandas del pueblo Mapuche- es y ha sido el resultado de las exigencias que empresarios (mineros, hidroeléctricas, tierras de explotación agropecuaria y forestales) le imponen a su Estado servidor. Es la puesta en práctica del sistema de lucro de quienes se benefician con el DESPOJO.  Como el pueblo mapuche no tiene Estado real, la simple demanda de recuperar sus tierras, proteger sus familias, cuidar el agua y fortalecer su cultura y visión propia de la vida y del futuro, lleva a la represión enfermiza y enfermante de los cuerpos violentos chilenos (GOPE, Fuerzas Especiales, PDI). Estos, organizados incluso con grupos para-militares armados que amenazan con asesinar en forma frecuente a dirigentes mapuche, como el Comando Trizano cuya existencia está ligada a carabineros y a la aplicación del Apartheid al Mapuche. Durante el gobierno Lagos la militarización de la Araucanía aumentó de modo importante. Tuvo como cabeza al general Bernales, cuya apología y “beatificación” hiciera la Presidenta Bachelet a su muerte accidental en Panamá. Este tema es escondido en Chile y, nuevamente, fue la Presidenta Bachelet la que, en Suiza, al ser cuestionada del encarcelamiento de los dirigentes mapuche, quien dijera que “estaban presos no por ser mapuche sino por ser delincuentes”. Desde los despojos iniciales inmediatos a la (dizque) independencia en que se intentó la “Pacificación de la Araucanía” hasta la dictadura en que el despojo aumentó nuevamente, la violencia siempre ha sido la resultante de una política de exclusión y de apoyo (económico, legal, militar, policíaco y financiero) a quienes dominan el campo empresarial de Chile. En un artículo sobre el Apartheid Mapuche discuto detalles de esta realidad que, sin duda podemos ver regularmente expresada en la guerra sucia contra el pueblo que se trata de diezmar, excluir y desconocer como pueblo, declarándolos –como si se tratara de hacerles un honor- de ciudadanos chilenos. Que es lo que ellos nunca han aceptado ni quieren ser.  Ver: “CHILE - Guerra sucia y apartheid contra el pueblo mapuche”. http://www.alterinfos.org/spip.php?article4508


La represión que se hizo contra Patricia Troncoso, luchadora emblemática por los derechos de su pueblo conocida como “la Chepa” intentó, como sucede siempre con la tortura, ser ejemplarizadora e infundir miedo. Denuncias  que fueron recibidas por las Presidencias de Lagos y Bachelet no fueron escuchadas: el Parlamento no hizo nada eficiente y el Poder Judicial permitía que se hicieran recursos de Protección “contra su demencia suicida”… Curiosamente, Patricia Troncoso hizo la huelga de hambre porque su vida sí tenía un valor social inmenso, pero el sistema judicial, constitucional, administrativo chileno no la respetaba. Esa tortura, de la que hay amplias evidencias, no fue denunciada por el Estado ni Gobierno en momento alguno pese a que les fuera exigido repetidamente. La persecución al mapuche está claramente descrita en varios informes de la Comisión Ética Contra la Tortura (CECT), desde el informe original en que Lucía Sepúlveda indicara una enorme cantidad de mapuche detenidos –todos injustamente- por el Estado chileno (http://kapma.over-blog.com/article-27257873.html) Eso, en el 2009, 2010 y 2012 (ver también www.contralatortura.cl)

Nuevamente, la violencia del Estado es ejecutada de modo sistemático mientras que los agredidos, las víctimas, son declaradas terroristas, suicidas, enemigos del Estado (Estado que legalmente sigue regido por la Constitución de Pinochet).  Durante su encarcelamiento, por el simple hecho de exigir el respeto para las demandas del pueblo mapuche –totalmente legítimas y en acuerdo con el Convenio 169 de la OIT y los principios de las Naciones Unidas- se violan todos los aspectos del derecho del detenido y se usan los principios contra el enemigo. Las muertes del mapuche siguen impunes y desde los actos racistas de algunos hasta la colusión de gobiernos y del Poder Judicial (Corte Suprema). Las múltiples denuncias ante la Corte Internacional son bloqueadas y boicoteadas por el Estado chileno. http://meli.mapuches.org/spip.php?article80

En estos días son muchos los que se tratan de subir por el "chorro electoral” (es decir, los que se candidatean a “algo”) Las promesas, sin duda, quedarán por el suelo las promesas históricas. El gobierno regresará a su criminalización y el Apartheid continuará contra todo un pueblo al que se le persigue y tortura impunemente. La intolerancia del Estado chileno ha sido una forma de expresarse. Cuando se habla de paz y aplicación de la ley por los gobiernos y sus fuerzas represivas, para el pueblo Mapuche, eso significa que, de seguro, están cavándole más tumbas…  José Bengoa, recientemente elegido Rector de la Universidad de Humanismo Cristiano-, decía en el preámbulo de su Libro Historia del Pueblo Mapuche - Ediciones Sur 5a. Edición 1996: "Esta es la historia acerca de la intolerancia. (…) de una sociedad que no soporta la existencia de gente diferente”. Más recientemente Bengoa indicaba en una entrevista con http://www.azkintuwe.org/agost092.htm "El terrorismo siempre es y ha sido una construcción del Estado". El gobierno actual, sin evidencias, continúa acusando al mapuche con la Ley Anti-Terrorista.

José Venturelli, Pediatra - Vocero de la CECT-SE, Miembro de la Comisión de DDHH's del Colegio Médico de Chile

 

1 comment:

  1. El mejor libro para entender las razones del enojo es el escrito por el historiador Martin Correa: Las Razones del ILKUN (enojo).

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