La violencia en la historia chilena, especialmente contra el pueblo mapuche, ha sido la norma, siempre ejercida desde arriba y justificada. Siempre.
Hace unos días se volvió a
discutir el problema de la violencia en el “conflicto mapuche”. Radio Bio-Bio
publicó: http://www.biobiochile.cl/2012/05/07/activistas-critican-militarizacion-de-conflicto-mapuche-en-jornada-de-discusion-entre-comunidades.shtml
La violencia en el llamado
conflicto Mapuche -que no es otra cosa que la militarización y criminalización
por el estado y gobiernos de turno de los derechos y demandas del pueblo
Mapuche- es y ha sido el resultado de las exigencias que empresarios (mineros,
hidroeléctricas, tierras de explotación agropecuaria y forestales) le imponen a
su Estado servidor. Es la puesta en práctica del sistema de lucro de quienes se
benefician con el DESPOJO. Como el pueblo mapuche no tiene Estado real,
la simple demanda de recuperar sus tierras, proteger sus familias, cuidar el
agua y fortalecer su cultura y visión propia de la vida y del futuro, lleva a
la represión enfermiza y enfermante de los cuerpos violentos chilenos (GOPE,
Fuerzas Especiales, PDI). Estos, organizados incluso con grupos para-militares
armados que amenazan con asesinar en forma frecuente a dirigentes mapuche, como
el Comando Trizano cuya existencia está ligada a carabineros y a la aplicación
del Apartheid al Mapuche. Durante el gobierno Lagos la militarización de la
Araucanía aumentó de modo importante. Tuvo como cabeza al general Bernales,
cuya apología y “beatificación” hiciera la Presidenta Bachelet a su muerte
accidental en Panamá. Este tema es escondido en Chile y, nuevamente, fue la
Presidenta Bachelet la que, en Suiza, al ser cuestionada del encarcelamiento de
los dirigentes mapuche, quien dijera que “estaban presos no por ser mapuche
sino por ser delincuentes”. Desde los despojos iniciales inmediatos a la
(dizque) independencia en que se intentó la “Pacificación de la Araucanía”
hasta la dictadura en que el despojo aumentó nuevamente, la violencia siempre
ha sido la resultante de una política de exclusión y de apoyo (económico,
legal, militar, policíaco y financiero) a quienes dominan el campo empresarial
de Chile. En un artículo sobre el Apartheid Mapuche discuto detalles de esta
realidad que, sin duda podemos ver regularmente expresada en la guerra sucia
contra el pueblo que se trata de diezmar, excluir y desconocer como pueblo,
declarándolos –como si se tratara de hacerles un honor- de ciudadanos chilenos.
Que es lo que ellos nunca han aceptado ni quieren ser. Ver: “CHILE - Guerra sucia y apartheid contra el pueblo
mapuche”. http://www.alterinfos.org/spip.php?article4508
La
represión que se hizo contra Patricia Troncoso, luchadora emblemática por los
derechos de su pueblo conocida como “la Chepa” intentó, como sucede siempre con
la tortura, ser ejemplarizadora e infundir miedo. Denuncias que fueron recibidas por las
Presidencias de Lagos y Bachelet no fueron escuchadas: el Parlamento no
hizo nada eficiente y el Poder Judicial permitía que se hicieran recursos de
Protección “contra su demencia suicida”… Curiosamente, Patricia Troncoso
hizo la huelga de hambre porque su vida sí tenía un valor social inmenso, pero el sistema judicial,
constitucional, administrativo chileno no la respetaba. Esa tortura, de la que
hay amplias evidencias, no fue denunciada por el Estado ni Gobierno en momento
alguno pese a que les fuera exigido repetidamente. La persecución al mapuche
está claramente descrita en varios informes de la Comisión Ética Contra la
Tortura (CECT), desde el informe original en que Lucía Sepúlveda indicara una
enorme cantidad de mapuche detenidos –todos injustamente- por el Estado chileno
(http://kapma.over-blog.com/article-27257873.html)
Eso, en el 2009, 2010 y 2012 (ver también www.contralatortura.cl)
Nuevamente,
la violencia del Estado es ejecutada de modo sistemático mientras que los
agredidos, las víctimas, son declaradas terroristas, suicidas, enemigos del
Estado (Estado que legalmente sigue regido por la Constitución de Pinochet).
Durante su encarcelamiento, por el simple hecho de exigir el respeto para
las demandas del pueblo mapuche –totalmente legítimas y en acuerdo con el
Convenio 169 de la OIT y los principios de las Naciones Unidas- se violan todos
los aspectos del derecho del detenido y se usan los principios contra el
enemigo. Las muertes del mapuche siguen impunes y desde los actos racistas de
algunos hasta la colusión de gobiernos y del Poder Judicial (Corte Suprema).
Las múltiples denuncias ante la Corte Internacional son bloqueadas y
boicoteadas por el Estado chileno. http://meli.mapuches.org/spip.php?article80
En
estos días son muchos los que se tratan de subir por el "chorro electoral” (es decir, los
que se candidatean a “algo”) Las promesas, sin duda, quedarán por el suelo las promesas
históricas. El gobierno regresará a su criminalización y el Apartheid
continuará contra todo un pueblo al que se le persigue y tortura impunemente.
La intolerancia del Estado chileno ha sido una forma de expresarse. Cuando se
habla de paz y aplicación de la ley por los gobiernos y sus fuerzas represivas,
para el pueblo Mapuche, eso significa que, de seguro, están cavándole más
tumbas… José Bengoa, recientemente elegido Rector de la Universidad de
Humanismo Cristiano-, decía en el preámbulo de su Libro Historia del Pueblo
Mapuche - Ediciones Sur 5a. Edición 1996: "Esta
es la historia acerca de la intolerancia. (…) de una sociedad que no soporta la
existencia de gente diferente”. Más recientemente Bengoa indicaba en una entrevista con http://www.azkintuwe.org/agost092.htm
"El terrorismo
siempre es y ha sido una construcción del Estado". El gobierno actual, sin evidencias, continúa acusando al mapuche con la Ley Anti-Terrorista.
José Venturelli, Pediatra - Vocero de la CECT-SE,
Miembro de la Comisión de DDHH's del Colegio Médico de Chile
El mejor libro para entender las razones del enojo es el escrito por el historiador Martin Correa: Las Razones del ILKUN (enojo).
ReplyDelete