Friday, May 27, 2016

La impunidad y la permisividad que otorgan los presidentes es parte del problema

Hoy, en Argentina, se dicta sentencia por el primer juicio que llega a sentencia, por el Plan Cóndor. 

En este Plan, en el que participan los gobiernos de Chile, Uruguay, Paraguay, Brasil (que no firmó el acuerdo pero se comprometió a aplicarlo). Y Argentina, que fue el último país de la región en dar su golpe (y que fuera uno de los más brutales).  En este juicio la investigación demostró con evidencias duras, de la participación de los EEUU a través de las acciones de la CIA, del Secretario de Estado de entonces, Henry Kissinger (que vive escondiéndose por ser sindicado como violador de los derechos humanos) y otras organizaciones en EEUU como es el SOA (La Escuela de las Américas) donde se entrenaron muchos oficiales de alto nivel de todos estos países. El General Fuente-Alba estuvo allí, participó en la Caravana de la Muerte (como otros) y salió sin juicio gracias a la (in)justicia militar. Eso ahora se demuestra como violencia y corrupción van de la mano: el General este se ha hecho de una fortuna superior a los 3 mil millones de pesos (unos 5,5 millones de dólares US) y se niega a declarar al respecto.  La "rebaja de sentencias, de "limpieza" de los criminales que "dejan" de sus condenas perpetuas y efectivas por arrestos domiciliarios, como es el caso de la nota de Marta Bertolino, son parte de la embestida de la corrupción financiera y de la colusión de las fuerzas represivas que les permitieron enriquecerse en forma ilícita. Los criminales de lesa humanidad  de Chile han sido intocables, pese a que se conocen sus delitos (J.Venturelli)

Los disfraces de la impunidad


 Por Marta Bertolino
Tiene que haber sido a fines de 1984 o mediados del 85. Yo cursaba el tramo final de la carrera de Psicología (que al igual que mi vida, quedó fracturada por la represión) y un compañero de la Facultad me pidió permiso para hacerle a mi hija unas pruebas proyectivas exigidas para regularizar una materia. Mi hija estuvo de acuerdo y cuando afinábamos con mi compañero los detalles del encuentro que iba a tener lugar en su departamento, en la calle Mendoza al 1400, él me dice en voz baja y no exenta de temor que se ve obligado a comunicarme -como lo hace con cualquiera que va a su casa- que en su edificio vive un hombre que al parecer fue un importante represor durante la dictadura. Un tal Lofiego, agrega, para mi espanto. Lo dijo casi con culpa, como confesando algo que le resultaba insoportable. No pude ocultar el estremecimiento que me causaron sus palabras: una corriente eléctrica (esta vez, por suerte, metafórica) me recorrió de punta a punta la espina dorsal, y tuve que contarle brevemente cómo ese hombre cruzaba mi propia historia. Pasada la conmoción, buscamos un sitio alternativo y así zanjamos el asunto. No recuerdo el nombre de mi compañero, pero su voz cada vez más sobrecogida y su rostro consternado me quedaron grabados para siempre. Gracias a su honestidad, mi hija Alejandra -por entonces una niña de ocho años- no tuvo que cruzarse en un palier con aquél que la había torturado antes de nacer, junto a su padre y a su madre. Pasó el tiempo y el episodio cayó en el olvido, esa zona donde las cosas vividas suelen encontrar un necesario descanso. Y allí hubiera permanecido si de esas nieblas no hubiera venido a rescatarlo la resolución de fecha 4 de abril de 2016 del Tribunal Oral Federal N° 2 de Rosario, que otorga el arresto domiciliario al actualmente condenado Lofiego. Condenado por primera vez a prisión perpetua en 2011, junto al por entonces comandante del Segundo Cuerpo Ramón Genaro Díaz Bessone, por múltiples secuestros y torturas, incluyendo los nuestros, y por el asesinato de Oscar Manzur, único de tantos cometidos por Lofiego que justificó que este mismo Tribunal que hoy lo manda de vuelta a la comodidad de su hogar le diera prisión perpetua de cumplimiento efectivo en cárcel común en el primer tramo de la Mega Causa Feced, con largos y bien nutridos fundamentos. De golpe volvían mezclados en una loca pesadilla la calle Mendoza al 1400, mi compañero de estudios, mi hija de ocho años, la amenaza de aborto eléctrico, los palieres de un edificio donde circulan vecinos que ignoran y se exponen... o saben y padecen, los años transcurridos, las cosas que parecen no terminar de transcurrir, los aullidos de Oscar en la tortura, su desnudez sin rostro, el largo peregrinar, las leyes de obediencia debida y punto final, aquella otra amenaza proferida por el Ciego de matarme ahora, en un año o en diez años, el robo de los archivos de la represión en tribunales, nunca investigado, los años de ostracismo, los dolorosos testimonios, las interminables audiencias de un juicio que por fin tenía lugar... Un relámpago en la sangre, una vorágine imparable de vivencias agitadas por esta nueva borradura de lo actuado. Verdadera consagración de la impunidad, en una resolución judicial que destila el hedor obsceno de lo sabido y renegado. Perseguir, secuestrar, golpear, vejar, quemar. Espiar, amenazar, amordazar, atar, encapuchar. Desaparecer cuerpos, esconder, desaparecer nombres, ultrajar. Infligir, capturar, someter, desollar, pegar. Ahogar, atormentar, hambrear, amedrentar, picanear. Clavar, retorcer, fustigar, volver a picanear. Escarnecer, batir, descostillar, martirizar, asesinar. Empalar, mutilar, desencajar, volver a picanear. Eviscerar, despellejar, desfigurar. Desarticular, triturar, desuñar. Secuestrar. Torturar. Matar. Estas son algunas de las acciones que cotidianamente, durante años, en forma sistemática, ejecutaba el Ciego en ese reducto del horror llamado Servicio de Informaciones, y en sus recorridos por las calles de Rosario y pueblos vecinos en procura de víctimas para conducirlas a ese abismo. Sólo algunas de las acciones, porque hay otras que parecen no caber en ningún verbo, como si un exceso de crueldad desbordara al mismo tiempo la imaginación de los hablantes y la riqueza del idioma. No era el único, pero su lugar en las patotas de Feced y en el entramado de las fuerzas conjuntas quedaba claro, al punto que no existe sobreviviente cuyo testimonio en los juicios no lo nombre. En los años de la dictadura era el Ciego, sin más. También Mengele. Los apodos suelen ser descriptivos, suelen resaltar algún rasgo prominente, y los apodos de los represores en los centros clandestinos de detención dictatoriales no escaparon a esa regla. Epocas esas en que la impunidad lo recubría todo o casi todo, y bastaba con que los ejecutores de los crímenes más atroces escondieran sus nombres y apellidos detrás de apodos y sus rostros detrás de las vendas y capuchas que impedían la visión de los torturados. Así sucedió en particular en el principal Centro de Exterminio de la Provincia de Santa Fe, morada del Comandante Feced, en pleno centro de Rosario, en donde no menos de dos mil hombres y mujeres fuimos partícipes involuntarios de esas aterradoras ceremonias. Un gran número no sobrevivió y los que por azar, destino, o porcentaje previamente calculado quedamos vivos, trasegamos prisiones pergeñadas para aislarnos, acallarnos y destruirnos a lo largo de muchos años, y habitamos expedientes judiciales donde jueces y magistrados federales se encargaron de sellar las múltiples hendijas de una obscena impunidad con una pátina de pseudolegalidad que hoy día no resiste la más rápida y benigna de las lecturas. La doctora Cosidoy, el juez Tschopp... y unos cuantos más. Los muertos con sus voces definitivamente acalladas, los presos amordazados, la población aterrorizada, y las instituciones del estado unidas en la ejecución sistemática del terror. La impunidad al desnudo, con su ropaje más impúdico. En esos años el Ciego era el Ciego a secas. Pero ya en la incipiente democracia de comienzos de 1984, el Ciego fue denunciado con nombre y apellido y señalado por varios sobrevivientes en rueda de reconocimiento, cuando todavía las estructuras represivas estaban intactas. Y tuvo, como todos los genocidas, el beneficio de permanecer impune varias décadas. Un hombre de veintiséis años a la fecha del golpe, carcomido por la obsesión de acorralar y exterminar a su presa, y que ahora, a los sesenta y siete años, carga con dos condenas recién habidas (Feced 1 y Feced 2) y otra que seguramente va a concretarse en el tercer tramo de la causa (Feced 3): un juicio oral que está por tener fecha de inicio. De paso: ¿el Tribunal pretende que vayamos a atestiguar con esta espada de Damocles pendiendo sobre nuestras cabezas? ¿o quieren disuadirnos de prestar testimonio? A los sobrevivientes... digo... Nuestra querella apeló inmediatamente la resolución del Tribunal. Días después apeló la Fiscalía. Nuestras abogadas y nuestros peritos médicos lo dijeron con claridad irrefutable: este hombre de sesenta y siete años no es un viejo al que le quepan excepciones por edad, no tiene una enfermedad terminal, no tiene nada grave que lleve a considerar previsibles urgencias ni requiera servicios hospitalarios de alta complejidad. Tiene, sí, varias dolencias crónicas atendibles en prisión. Y... sí. No goza de buena salud como corolario de una vida sana, en paz espiritual, y el hecho de que la impunidad construida e imaginada como un resguardo de por vida haya comenzado a perforarse en estos últimos años en nuestro país, seguramente ha producido en él y en otros represores sus estragos: es inevitable. No obstante lo cual, ni él ni los otros cejaron nunca en su empeño de ocultarnos los detalles de tantas agonías y el destino de tantos huesos... Y sobran señales de que están siempre dispuestos a dar batalla. Como se ve. Apelamos la Resolución que lo saca al Ciego de la cárcel. Ahora el quiero lo tiene Casación. Ojalá la Cámara de Casación esté dispuesta a "brindar un trato digno y humanitario" también a los sobrevivientes.

Monday, May 23, 2016

Derechos humanos, demagogia, organismos internacionales y el engaño de la economía actual


ALIMENTO PARA UN PENSAMIENTO INCONSISTENTE

Nótese: este artículo, escrito originalmente en inglés por Claudio Schuftan, lo he traducido al castellano por no encontrarlo en una búsqueda por ordenador. Lo he traducido con ayuda de Google Translate con variaciones mínimas. Claudio Schuftan, médico graduado en Chile pero ciudadano internacional se ha dedicado a la equidad como elemento central y la igualdad de oportunidades de los pueblos para vivir en forma digna y con recursos alimentarios igualitarios. Para un mínima biografía, ver: http://www.iphu.org/en/node/656 y http://wphna.org/our-members/claudio-schuftan/

Original English article: http://www.socialmedicine.org/2016/05/21/human-rights/score-sdgs-1-human-rights-0-sdgs-politically-negotiated-consensus-no-significant-human-rights-enforcement-mechanism-built/

Notas clave: : 1 ODS, los derechos humanos 0? Los ODS SON UN CONSENSO político negociado que no incluye derechos humanos importantes ni un mecanismo eficiente para implementarlos.

ODS: ". Hay que evitar toda tentación de caer en la demagogia para calmar nuestra conciencia" (Papa Francisco)

1. Por desgracia, los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) son objetivos que evitaban mencionar explícitamente la necesidad de abordar la extrema riqueza y la necesidad de implementar políticas de redistribución. Este último es una herramienta esencial para lograr una implementación significativa, generalizada, para el goce de los derechos humanos (HR) en todo el mundo. (I) (CESR) (i): La mayoría de los ODS son un monumento a la blandura y la expresión de deseos. Dan la impresión de que la humanidad no tiene más que dar un empujón, y los objetivos serán nuestros. Los hombres de estado y burócratas creadores de estos objetivos parecen vivir detrás de la realidad, en un país internacional, de hadas. Pensemos en todos los recursos que se han invertido en la producción de los ODS que han salido de la ayuda oficial y presupuestos de algún programa de una ONG… Usted puede preguntarse legítimamente si no podría haber sido mejor invertido. La impresión de estas fanfarrias es que crean la idea de que ha sido un gran esfuerzo para ponerse de acuerdo en un objetivo internacional (perdón, global) Un programa significa que estamos a mitad de camino. Con razón la gente está abordando botes y barcos y caminan a través de campos con alambres de púas hacia una vida mejor. (Maggie Negro)

Alimento para un pensamiento inconsistente

[Derechos Humanos lector 387]

2. Empujar estos objetivos como una agenda para proporcionar redes de seguridad social como respuesta a un modelo económico que ha sido y sigue aumentando las desigualdades es pura locura. La responsabilidad ahora recae directamente sobre grupos de la sociedad civil de interés público para utilizar los ODS y para hacer correcciones hacia un rumbo decisivo. (S. Fukuda-Parr) Ningún acuerdo global va a salvar el día. (Ii) Nuestros poderes están en otra parte, en nuestras comunidades en especial, y es aquí donde hay que llevar la batalla. (Ii): Cuando el ex Presidente de la Asamblea General Razali Ismail, de Malasia, en 1996 advirtió sobre la "irrelevancia progresiva" de las grandes reuniones internacionales, casi se transforma en un rebelde.

3. Los objetivos (ODS’s) que se persiguen al crear más y más "plataformas de múltiples partes interesadas" están claramente cargados ideologicamente; en ellos, el sector privado se da un espacio igual y que termina por distorsionar las decisiones políticas y desviándolas hacia la derecha política. 

Las plataformas de múltiples interesados buscan hacer que los fundamentos de la ONU sean voluntarios (y no mandatos verificables) (!). Este proceso no es por casualidad. Es parte de un plan neoliberal para reducir la capacidad de la ONU en impedir que las empresas transnacionales limiten la materialización de sus planes. Las instituciones involucradas esperan ser tratados como socios en el desarrollo y no como, en el mejor de los casos, los donantes. La ONU ya no puede desempeñar su papel normativo fundamental en el desarrollo, ya normativo y critico sino que debe perseguir los fondos y alinear sus prioridades con las de los donantes --casi sean quienes sean. (Ted Greiner)


* En resumen, en los ODS, es como si no existiese el poder *
-El Capítulo sobre las desigualdades en ninguna parte menciona que el problema de la pobreza es inseparable del problema de la super-abundancia; que la explotación y la monopolización de los recursos por parte de los pocos es la causa de la pobreza. (N. Dearden)

-Todo el lenguaje sobre los ODS pone la pobreza como una enfermedad: erradicable, que no puede competir con la inteligencia pero, fundamentalmente, no es culpa de nadie. Es un paisaje donde todo el mundo es un héroe y nadie es un villano; uno en el que nunca hubo acuerdos comerciales desleales, apropiación de tierras, relaciones estructurales de deuda, privatización de empresas del servicio público y la evasión de impuestos. (M. Kirk)

4. Eso sí, la reducción de las estadísticas de la pobreza es un buen negocio, más fácil que lograr la necesaria reducción de las disparidades de fondo ... 
Considere esto: Ser globalmente pobres ridiculiza (ahora) el ingreso de $ 1.9 USD per cápita / día, fijado por el Banco Mundial como una figura comodín patéticamente conveniente. [Es decir si logramos $ 2 / hab /día… entonces ya habremos resuelto el problema de la inequidad y pobreza del mundo ... ??].

5. Si: en los Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS) hay repetidas demandas de prestar especial atención a los más desfavorecidos de la sociedad y para satisfacer adecuadamente las necesidades de las madres y sus niños, especialmente los más desfavorecidos. Pero estas llamadas reflejan la posición filosófica conocida como 'prioritarianismo' que se ve favorecida por todos aquellos críticos y contrarios a cualquier tipo de base que promueva igualdad, la que sí está a la base de los derechos humanos. El Prioritarismo se basa en una preocupación humanitaria equivocada, i, e., Para ayudar a mejorar la situación de las personas que viven en la pobreza extrema -pero sin ninguna referencia a la necesidad de reducir las disparidades pésimas subyacentes. De acuerdo con el prioritarismo, es moralmente más importante ayudar a las personas que están peor -pero no abordar el grado de desigualdad en la sociedad en que viven. Lo que es importante desde el punto de vista moral y de recursos humanos no es que todo el mundo debería tener la misma, sino que cada uno debe tener suficiente. Si todo el mundo tuviese suficiente, tendría de menores consecuencia moral si algunos tienen más que otros.

6. A menos que se comprenda que la pobreza de unos fluye de la riqueza y poder de otros, los esfuerzos para combatir la pobreza no funcionarán. En lo que corresponde a los ODS sobre la pobreza, el verdadero problema es que su lista de deseos viene sin antecedentes históricos de cómo hemos llegado hasta aquí, y ninguna estrategia política de cómo salir de ella. Por otra parte, no hay un reconocimiento de la historia colonial, de la esclavitud, del racismo, de los inaceptables términos de intercambio injustos, de las políticas de ajuste estructural que hace sólo 20 años destruyeron docenas de economías de los países mandándolas a los alcantarillados. Las empresas transnacionales no son realmente mencionadas en las ODS. Pero, frente a ellas, es imposible alcanzar los objetivos de las ODS sin abordar el poder corporativo y el control corporativo del conocimiento. 
Por supuesto, esta falta de análisis no es accidental. La respuesta a la pobreza en el mundo no se puede encontrar entre los profesionales del desarrollo y celebridades en Nueva York o Ginebra. Por el contrario, se encuentra entre los muchos miles de activistas, organizaciones comunitarias y movimientos sociales que, desde las bases sociales, realmente están enfrentando problemas de energía y de recursos humanos en el mundo.. Unámonos a ellos. (N. Dearden)

7. Ningún problema puede ser resuelto, mientras las instituciones políticas no reconozcan que la causa de la pobreza está en un mundo de desigualdades entre el poder y la riqueza. (!).

¿Entonces… debemos simplemente tener metas de erradicación de la pobreza?

8. La respuesta es un rotundo No. Lo que debemos hacer es atacar la extrema riqueza. Esa es la orientación a seguir. Imagínese: ¿Cómo se vería si durante los últimos 30 años nos hubiésemos dedicado a preguntarnos acerca de los ricos: sus explotadoras (y a menudo mal intencionadas) estrategias de enriquecimiento, sus personajes, su honestidad, su laboriosidad, su contribución a la sociedad? La pobreza no es un germen o virus de origen natural; se crea antropogénicamente través de la extracción de la riqueza. Cualquier objetivo en los ODS que no reconoce esto no sólo es improbable que tenga éxito, sino que se puede entender como un acto deliberado de mala intención: y para desviarnos la atención de lo que sí podría funcionar. (Z. Williams)

Las políticas económicas y fiscales generalmente no se tratan ni informan en los foros de derechos humanos de modo abierto. 

9. A pesar del crecimiento económico que tuvo la última década, en muchos países este crecimiento no ha dado lugar a mejores servicios públicos o en un mejor acceso a los derechos sociales y económicos ni a un mejor acceso a la justicia para las mayorías. La política fiscal debe jugar un papel transformador en la mejora de los recursos humanos y la vida social y económica de todos los ciudadanos. Sin embargo, los sistemas fiscales siguen siendo principalmente regresivos en todo el mundo.

10. Por otra parte, los criterios utilizados para asignar los fondos públicos son cualquier cosa menos transparente. La forma y los efectos del estado proporciona renuncias, amnistías y ventajas fiscales repercute negativamente en la recaudación de ingresos del estado por lo que termina por dejar de lado las actividades de financiación con un potencial impacto en los derechos sociales y económicos de los ciudadanos lo que perpetúa la desigualdad y la pobreza. (La pobreza es un producto social de los gobiernos “modernos”- JV)

11. Las políticas fiscales son las políticas públicas y así han de ser contabilizadas públicamente --Este que tiene una inmensa importancia en relación con las obligaciones de Recursos Humanos del estado. Por lo tanto, las políticas fiscales, desde su diseño e implementación, deben incluir directivas derivadas de los principios de recursos humanos que emanan de tratados de derechos humanos y de la jurisprudencia de recursos humanos.

12. En su informe sobre la relación entre la pobreza extrema y de recursos humanos, el Relator Especial de la pobreza y de recursos humanos, Philip Alston, de manera inequívoca pidió medidas re-distributivas para ser implementado mediante la reforma de los sistemas fiscales para que sean decididamente más progresivo. Estas reformas han de considerarse parte integrante de un nuevo contrato social que respete todos los recursos humanos para la sociedad en su conjunto. Destacó, además, que uno de los pasos necesarios más importantes que debe tener el sistema internacional de recursos humanos es responder de manera significativa a la amenaza de aumento de las desigualdades extremas por lo que la reducción de la disparidad se convierte en parte de la ecuación de recursos humanos. (CESR)

13. Por último, para hacer las cosas contemporáneas: Más que el terrorismo, la pobreza extrema causa miles de muertes cada día y conduce a muchos seres humanos, indefensos, a abandonar sus lugares de origen. En realidad, el terrorismo, la pobreza extrema ... y la destrucción del medio ambiente alimentan la hoguera de migración de los millones "de condenados de la tierra”  § (F. Mayor)

Claudio Schuftan, Ho Chi Minh City
cschuftan@phmovement.org

Notas finales al margen:
-No Podemos resolver problemas usando el mismo tipo de pensamiento que usamos cuando los creamos. (Albert Einstein)
-Demencia social: Es hacer la misma cosa una y otra vez, pero esperando resultados diferentes. (Rita Mae Brown)
-Tenemos Que dejar de inventar y reinventar ruedas y empezar a poner las ruedas de los carros que tenemos. (Alan Berg)
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© 2016 Claudio Schuftan | 121 38 St BTT D2, Saigón, Vietnam



§  Para mejorar la traducción automática de Google Translate, que es un buen ayudante, pero requiere más precisión y mejorar la sintaxis.  (https://www.google.ca/webhp?sourceid=chrome-instant&ion=1&espv=2&ie=UTF-8#q=google+translate) he incluído el concepto de Franz Fanon sobre la realidad del mundo y que hoy los sistemas bancarios internacionales y los gobiernos se esfuerzan en implementar, cada vez más, incluso al recio de generar guerras y de criminalizar a las víctimas de esas sociedades de especulación y no de desarrollo y respeto a los derechos humanos. J Venturelli 05/2016)

Un país que desobedezca y no vote... Único camino.


La economía y la justicia social, en Chile, sin luchas sociales unitarias y que desobedezcan las leyes hoy impuestas por 43 años no permite una vida digna, justa ni democrática.

La tendencia mundial de los economistas, políticos y gobernantes, especialmente bajo dictaduras que quieren eternizarse bajo el mecanismo de la colusión política, ha sido ponerse del lado del dinero y no de la creación de trabajo ni de resolver los problemas que implica alcanzar una vida digna...esto a nivel mundial con excepciones como Bolivia.  EL FONDO MONETARIO INTERNACIONAL, EL BANCO MUNDIAL Y LOS SISTEMAS BANCARIOS LOS APOYAN E IMPONEN A LA FUERZA. Las fortunas ilegítimas chilenas son las hijas de esta realidad.

Sin embargo, en Chile, que tuvo el apoyo de los grandes banqueros y los EEUU, al aplastar a los trabajadores legal, económica y socialmente con sus leyes y la represión, ARGENTINA, SIN SER UN PARAÍSO, por juzgar a los criminales de lesa humanidad y mejorar las condiciones laborales, salarios y bloquear la especulación (de la que el presidente argentino es un artista en especular personalmente con sus inversiones buitres, de las que él goza) fue golpeado por los EEUU. Hoy se entiende que la economía argentina va directamente hacia la especulación, a no promover empleo y salarios. Pero en Argentina hay un movimiento laboral organizado que, en el caso chileno es una vergüenza. Las promesas "Bachelet" no funcionaron ni funcionan. Que sea en educación, en reforma laboral, en salud, o en alcanzar una nueva Constitución. La nueva mayoría (no da para mayúsculas) es una estafa social, especialmente si reabre el camino electoral para un especulador como Piñera.  (Durante su gobierno, en solo 4 años aumentó su fortuna en... ¡¡un 250%!! Y, en el caso del gobierno actual, se protege a los corruptos, entre los que siguen intocables grandes ladrones de patrimonio –impuestos, y robo recursos naturales- que incluyen a” asociados” familiares que roban sin arrugarse y “la presidenta y jefa se excusa en esa inmoral muletilla, de “pero yo no sabía”

Por eso, el camino hacia la democracia y justicia, es cada vez más de centrarse en las luchas y necesidades del pueblo, de estudiantes, trabajadores, Pueblos indígenas, poner fin al cohecho y fraudes, asegurar retornar las riquezas naturales y nacionalizar el cobre, litio, y las impresas inmorales que controlan el agua, electricidad, minas, tierras mapuche que hoy sólo tienen un 6% de sus tierras originales, con protección del medio ambiente. Y… sin represión ni tortura que los gobiernos todos siguen "mejorando" y protegiendo.

Por ello, luchar y resolver implica DESOBEDECER A ESTOS GOBIERNOS REPRESIVOS Y, EN FORMA PARALELA, IR A UNA ABSTENCIÓN ELECTORAL MASIVA.

 Sabemos que las elecciones, ya por 26 años, solo mejoran las injustícias y el aumento de fortunas totalmente inmorales. Que el delincuente yerno del dictador, el manipulador del cohecho y de la evasión de impuestos y mantención de riquezas que eran patrimonio nacional y que Pinochet diera a Ponce Lerou, siga como dueño de estas fuentes de las mayores riquezas, sin que los gobiernos exijan la re-nacionalización de las riquezas avergüenza a todos nuestro pueblos. Necesitamos gobiernos que permitan establecer vidas dignas.

Por estas razones: la solución es ¡DESOBEDECER A gobiernos corruptos y represivos! que siguen promoviendo gobiernos corruptos y represivos, con Parlamentarios que son parte del engaño y que favorecen la represión y tortura manteniendo una Constitución inmoral. El todo, sucede por la asociación que se da entre las minorías partidistas, el sector empresarial delictual, la ausencia de información salvo dignas excepciones y un aparato represivo vergonzoso que sólo permite “inflarse” a políticos infames, desde sus ministerios, parlamento o gobierno.

Ni un voto para seguir igual y ya no más obedecer a una mayor represión y tortura diseñada por mentalidades corruptas y asociadas al fraude: ESE ES UN CAMINO A CONSTRUIR con participación popular, una Asamblea Constituyente y no grupitos designados a dedo, con agendas impuestas y cuya decisión se la mantiene el “gobierno, que es una minoría y es controlado por un Tribunal Constitucional que asegura que los bandidos siempre ganan”.

Thursday, May 19, 2016

La tortura en Chile sigue en pie: estudiantes, pescadores o comunidades

La tortura en Chile: promovida, ejecutada, planificada y escondida por los poderes del Estado. Y si "los pillan", usan el método Pinochet: son "juzgados por la justicia militar"

Todos los gobiernos post dictadura, aún que lo silencien con el apoyo del duopolio y el código de silencio de los cuerpos de carabineros regulares y los llamados GOPE, Fuerzas Especiales, grupos expedicionarios que han mandado a la Patagonia y Rapa Nui (Isla de Pascua), Chiloé, Walmapu (Araucanía) que donde llegan establecen métodos de humillación, tortura, golpes, disparos, gases tóxicos hasta en el interior de las casas de las comunidades Mapuche, donde no les importa el que existan niños, adultos y ancianos.


Estudiante son acosados por carabineros el mismo día
 que torturaron a su presidente del centro de alumnos
http://www.eldesconcierto.cl/wp-content/uploads/2016/05/Manifestacion-IN-790x445.jpg
La foto de esta nota es rutina... Muestra al Chile verdadero y no la "transparencias" inexistentes que propagan por el Mundo la Presidenta, -quien fuera Directora de ONU MUJERES!- sus ministros y empresarios profitadores y corruptos. Las mentiras y actitudes de los poderes del Ejecutivo, de la colusión de los poderes Judiciales que hacen justicia en la medida de lo posible" y dictaminan condenas-linchamientos para protección de los infractores oficiales que las cortes internacionales rechazan como violaciones a los derechos humanos. Los mismos Jefes de Carabineros y Policía Civil mienten, incluso cuando ellos participan con testigos reales, en tortura y abusos y, luego son limpiados de la mugre que representan por una "justicia militar". Ahora Carabineros va hasta los colegios para impedir que salgan a manifestar sus derechos. Esos son planes represivos del gobierno. El silencio de la presidenta por las brutalidades de sus funcionarios, no la exime de su responsabilidad ante la represión.

Chile, desde su gobiernos, en colusión con sus represores, magnates y políticos, parlamentarios, ministros establece a sabiendas procesos inmorales e ilegítimos. Lo que le han hecho a este estudiante debe llegar a que desde el Director de Carabineros que dio la orden del grado de represión y tortura, hasta los ejecutores intermedios y sean parte de la material de estos hechos, sean conocidos públicamente, juzgados por la justicia civil supervisada por organismos de derechos humanos. Y luego, que sean condenados según proceda. Que no se repita lo que se ha permitido a Generales de Carabineros, que, además de corruptos han torturado ellos mismos... Como es el caso del General Iván Bezmalinovic que fue jubilado en vez de expulsado y condenado.


La tendencia a no ientificar como parte de la cadena de mando están todos los presidentes de Chile. Como planificadores de sus políticas, que incluyen la represión y, por lo tanto de que se torture, se asesine a inocentes. No se trata solo de un Ministro del Interior, reconocido represor y con cero sentido democrático, como Jorge Burgos, hoy día, o de un oportunista-Intendente, como es Claudio Orrego, ambos democrata-cristianos y posibles candidatos a presidentes pero con el apoyo de la derecha ya que la Nueva Mayoría no sobrevive más allá de este gobierno de mentiras, apoyadas con la represión.

* (Edición hecha el 27/05/2016, posterior a la enorme represión,de estilo pinochetista, de ayer)

La re-edición ya amenazada de ayer (jueves 26 de Mayo 2016) de la represión brutal y de la violación al derecho de expresión pública de sus opiniones por los estudiantes (y en todo ámbito de la vida social en Chile), como es ir a bloquear violentamente la salida de los estudiantes de sus liceos y colegios para sumarse a las manifestaciones por una mejor educación que el gobierno rechaza).  Nuevamente se golpeó, se vejó sexualmente a jóvenes, hombres y mujeres y se amenazó de que esto va a aumentar si no se le obedece a un gobierno que no entiende que su papel es proteger a la población.

Si se impide el derecho a la protesta política y social pacífica (y no aceptar el montaje gubernamental de esconderse detrás de la criminalización y de aterrorizar que el gobierno hace de las protestas para reprimir brutalmente) es porque los referentes de gobernar son los de las dictaduras. La presienta es parte que aprueba los planes represivos y la ausencia de soluciones a la reforma educacional y de cumplir sus promesas. 

Wednesday, May 18, 2016

Golpes de Estado blandos, duros, pero eficientes, por los EEUU en América Latina ( o donde sea)

El artículo de Emir Samir, como es habitual, logra poner los problemas en el contexto correspondiente. (Alterinfos: http://www.alterinfos.org/spip.php?article7417 ) El golpe de Estado "blando" que han dado la derecha, los sectores corruptos y el constante acompañamiento de los medios de (des)información manipulados por el poder socio-económico de Brasil y por el apoyo permanente de los EEUU para políticos golpistas, dió resultados que empezaremos a ver, especialmente ahora que los sectores populares inician sus respuestas al golpe contra la Presidente de Brasil. Hasta ahora la orquestación de denigración y aislamiento contra el gobierno fue minando al gobierno mismo. Quienes conozcan las políticas de venta del país y corrupción masiva con un gran desequilibrio socio-económico, desempleo y pérdida del poder adquisitivo popular se vieron en la venta al mejor postor hecha por el gobierno de Fernando Henrique Cardoso. En su segundo mandato entregó el país a los capitales extranjeros y su gobierno a un corrupto derechista que con su fortuna consiguió el apoyo de EEUU y de la derecha brasileña, ambos culpables del desfalco nacional hecho por FH Cardoso. Me refiero, por cierto, a Fernando Collor de Mello apoyado como "salvación" del montaje contra el líder del Partido de losTrabajadores (PT), Luiz Inácio Lula da Silva. Sin embargo, Lula presentó un programa de gobierno progresista y de recuperación social y económica, y por el cual hubo cuatro períodos consecutivos de gobierno del PT haciendo de él el político más popular del país. Frente a Lula la derecha, enteramente corrupta, desarrolló una campaña de desprestigio contra Dilma Rousseff, primera mujer elegida presidenta del país. Contra ella, EEUU lleva  adelante con fuerza, una campaña de "golpe de Estado blando" que, incluso por la prensa de los EEUU fue considerado "un golpe de los corruptos contra un gobierno cuya presidenta no tiene ninguna acusación válida, con evidencias reales, de corrupción personal o familiar". 

EEUU se mueve ahora entre los "golpes blandos y duros", "democráticos o Militares"; o por "golpes económicos o "por la defensa de las libertades económicas". Además, siempre les quedan los golpes sangrientos de los años 45 a los 80. "Los muertos no son un problema para el Premio Nóbel de la Paz y de Pacotilla" que no ha cumplido ni una sola promesa de democracia ni de juicio por crímenes por los EEUU en Iraq, Afganistán, Siria, Medio-oriente, Pakistán, Yemen, y que ha apoyado las atrocidades de Israel contra el pueblo palestino. Semanalmente el presidente Obama definía los ataques con aviones sin piloto (Dronos) mortales a quien le pareciera necesario. ¡El record mortífero de Obama es superior al de su predecesor, G.W. Bush! Ha tenido la habilidad de crear "sus enemigos" y usarlos en las masacres contra los países del medio oriente que sufren de las políticas halcones de los EEUU.

El único gobierno post golpe que no ha sido molestado por los EEUU es Chile. Esto, por razones del claro apoyo al golpe de los gobiernos post dictadura, de mantener los sectores militares intocables pese a las conocidas violaciones criminales, y de un política económica y corrupta mantenida por 26 años por los gobiernos post Pinochet. Todos los gobiernos siguieron los acuerdos de colusión de la dictadura. La misma secretaria de Estado de Obama, ahora candidata a la Presidencia de los EEUU, le organizó las diversas formas de golpes usadas en los últimos años: Paraguay (pseudo-democrático), Honduras (violento seguido con asesinatos de periodistas que denuncian la represión. Gobierno "blanqueado" por la OEA y los EEUU); intentos contra Bolivia pese a ser el mejor gobierno, democráticamente electo y con resultados beneficiosos para la economía y los derechos de la mayoría indígena -90% de la población; Algo similar es el caso de Ecuador donde, como en Venezuela, se han intentado golpes militares de facto pero que han sido abortados por los sectores populares. Las razones para los golpes "sugeridos y patrocinados" por EEUU siempre son la del control económico de los recursos económicos de los países. Por supuesto que también usan "su pretendida defensa de los derechos de los sectores minoritarios, enriquecidos a la sombra del imperio y patrocinadores de la represión sostenida de más de un siglo.  Con Venezuela, el petróleo nunca ha estado fuera de la mirada de halcones en los EEUU y ha sido la razón para sus intenciones siempre anti-democráticas, apoyándose en una derecha servil y corrupta que ha impedido la expresión democrática y pacífica del pueblo venezolano. Obama ha llegado a exigir que el golpe contra el Presidente electo, Maduro, debe ocurrir pronto (es decir, antes de la salida de Obama de la Casa Blanca)

No será con ninguno de los prácticamente nominados candidatos presidenciales, Trump o Clinton que se cambiará este patrón de actitud de los EEUU. Hillary Clinton será más "del establishment" pero su conocida reputación de "halcón" no da garantía alguna de relaciones democráticas. ("hawkish": definido por el diccionario de Cambridge como: http://dictionary.cambridge.org/dictionary/english/hawkish:   "supporting the use of force in political relationships rather than discussion or other more peaceful solutions: The president is hawkish on foreign policy"} (Esta definición parece haber sido  hecha pensando en Hillary Clinton!)

Monday, May 16, 2016

The US polítical control of the world and its repeated aggressions to other countries and people


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Tomgram: Engelhardt, They Just Can't Stop Themselves
Washington’s Military Addiction 
And The Ruins Still to Come 
By Tom Engelhardt
There are the news stories that genuinely surprise you, and then there are the ones that you could write in your sleep before they happen. Let me concoct an example for you:
“Top American and European military leaders are weighing options to step up the fight against the Islamic State in the Mideast, including possibly sending more U.S. forces into Iraq, Syria, and Libya, just as Washington confirmed the second American combat casualty in Iraq in as many months.”
Oh wait, that was actually the lead sentence in a May 3rd Washington Times piece by Carlo Muñoz.  Honestly, though, it could have been written anytime in the last few months by just about anyone paying any attention whatsoever, and it surely will prove reusable in the months to come (with casualty figures altered, of course).  The sad truth is that across the Greater Middle East and expanding parts of Africa, a similar set of lines could be written ahead of time about the use of Special Operations forces, drones, advisers, whatever, as could the sorry results of making such moves in [add the name of your country of choice here].   
Put another way, in a Washington that seems incapable of doing anything but worshiping at the temple of the U.S. military, global policymaking has become a remarkably mindless military-first process of repetition.  It’s as if, as problems built up in your life, you looked in the closet marked “solutions” and the only thing you could ever see was one hulking, over-armed soldier, whom you obsessively let loose, causing yet more damage. 
How Much, How Many, How Often, and How Destructively 
In Iraq and Syria, it’s been mission creep all the way.  The B-52s barely made it to the battle zone for the first time and were almost instantaneously in the air, attacking Islamic State militants.  U.S. firebases are built ever closer to the front lines.  The number of special ops forces continues to edge up.  American weapons flow in (ending up in god knows whose hands).  American trainers and advisers follow in ever increasing numbers, and those numbers are repeatedly fiddled with to deemphasize how many of them are actually there.  The private contractors begin to arrive in numbers never to be counted.  The local forces being trained or retrained have their usual problems in battle.  American troops and advisers who were never, never going to be “in combat” or “boots on the ground” themselves now have their boots distinctly on the ground in combat situations.  The first American casualties are dribbling in.  Meanwhile, conditions in tottering Iraq and the former nation of Syria grow ever murkier, more chaotic, and less amenable by the week to any solution American officials might care for.
And the response to all this in present-day Washington?
You know perfectly well what the sole imaginable response can be: sending in yet more weapons, boots, air power, special ops types, trainers, advisers, private contractors, drones, and funds to increasingly chaotic conflict zones across significant swaths of the planet.  Above all, there can be no serious thought, discussion, or debate about how such a militarized approach to our world might have contributed to, and continues to contribute to, the very problems it was meant to solve. Not in our nation’s capital, anyway.

The only questions to be argued about are how much, how many, how often, and how destructively.  In other words, the only “antiwar” position imaginable in Washington, where accusations of weakness or wimpishness are a dime a dozen and considered lethal to a political career, is how much less of more we can afford, militarily speaking, or how much more of somewhat less we can settle for when it comes to militarized death and destruction.  Never, of course, is a genuine version of less or a none-at-all option really on that “table” where, it’s said, all policy options are kept.
Think of this as Washington’s military addiction in action.  We’ve been watching it for almost 15 years without drawing any of the obvious conclusions.  And lest you imagine that “addiction” is just a figure of speech, it isn’t.  Washington’s attachment -- financial, tactical, and strategic -- to the U.S. military and its supposed solutions to more or less all problems in what used to be called “foreign policy” should by now be categorized as addictive.  Otherwise, how can you explain the last decade and a half in which no military action from Afghanistan to Iraq, Yemen to Libya worked out half-well in the long run (or even, often enough, in the short run), and yet the U.S. military remains the option of first, not last, resort in just about any imaginable situation?  All this in a vast region in which failed states are piling up, nations are disintegrating, terror insurgencies are spreading, humongous population upheavals are becoming the norm, and there are refugee flows of a sort not seen since significant parts of the planet were destroyed during World War II.
Either we’re talking addictive behavior or failure is the new success.
Keep in mind, for instance, that the president who came into office swearing he would end a disastrous war and occupation in Iraq is now overseeing a new war in an even wider region that includes Iraq, a country that is no longer quite a country, and Syria, a country that is now officially kaput.  Meanwhile, in the other war he inherited, Barack Obama almost immediately launched a military-backed “surge” of U.S. forces, the only real argument being over whether 40,000 (or even as many as 80,000) new U.S. troops would be sent into Afghanistan or, as the “antiwar” president finally decided, a mere 30,000 (which made him an absolute wimp to his opponents).  That was 2009.  Part of that surge involved an announcement that the withdrawal of American combat forces would begin in 2011.  Seven years later, that withdrawal has once again been halted in favor of what the military has taken to privately calling a “generational approach” -- that is, U.S. forces remaining in Afghanistan into at least the 2020s.
The military term “withdrawal” may, however, still be appropriate even if the troops are staying in place.  After all, as with addicts of any sort, the military ones in Washington can’t go cold turkey without experiencing painful symptoms of withdrawal.  In American political culture, these manifest themselves in charges of “weakness” when it comes to “national security” that could prove devastating in the next election.  That’s why those running for office compete with one another in over-the-top descriptions of what they will do to enemies and terrorists (from acts of torture to carpet-bombing) and in even more over-the-top promises of “rebuilding” or “strengthening” what’s already the largest, most expensive military on the planet, a force better funded at present than those of at least the next seven nations combined.
Such promises, the bigger the better, are now a necessity if you happen to be a Republican candidate for president.  The Democrats have a lesser but similar set of options available, which is why even Bernie Sanders only calls for holding the Pentagon budget at its present staggering level or for the most modest of cuts, not for reducing it significantly.  And even when, for instance, the urge to rein in military expenses did sweep Washington as part of an overall urge to cut back government expenses, it only resulted in a half-secret slush fund or “war budget” that kept the goodies flowing in.
These should all be taken as symptoms of Washington’s military addiction and of what happens when the slightest signs of withdrawal set in.  The U.S. military is visibly the drug of choice in the American political arena and, as is only appropriate for the force that has, since 2002, funded, armed, and propped up the planet’s largest supplier of opium, once you’re hooked, there’s no shaking it.
Hawkish Washington
Recently, in the New York Times Magazine, journalist Mark Landler offered a political portrait entitled “How Hillary Clinton Became a Hawk.”  He laid out just how the senator and later secretary of state remade herself as, essentially, a military groupie, fawning over commanders or former commanders ranging from then-General David Petraeus to Fox analyst and retired general Jack Keane; how, that is, she became a figure, even on the present political landscape, notable for her “appetite for military engagement abroad” (and as a consequence, well-defended against Republican charges of “weakness”).
There’s no reason, however, to pin the war-lover or “last true hawk” label on her alone, not in present-day Washington.  After all, just about everyone there wants a piece of the action.  During their primary season debates, for instance, a number of the Republican candidates spoke repeatedly about building up the U.S. Sixth Fleet in the Mediterranean, while making that already growing force sound like a set of decrepit barges.
To offer another example, no presidential candidate these days could afford to reject the White House-run drone assassination program.  To be assassin-in-chief is now considered as much a part of the presidential job description as commander-in-chief, even though the drone program, like so many other militarized foreign policy operations these days, shows little sign of reining in terrorism despite the number of “bad guys” and terror “leaders” it kills (along with significant numbers of civilian bystanders).  To take Bernie Sanders as an example -- because he’s as close to an antiwar candidate as you’ll find in the present election season -- he recently put something like his stamp of approval on the White House drone assassination project and the “kill list” that goes with it.
Mind you, there is simply no compelling evidence that the usual military solutions have worked or are likely to work in any imaginable sense in the present conflicts across the Greater Middle East and Africa.  They have clearly, in fact, played a major role in the creation of the present disaster, and yet there is no place at all in our political system for genuinely antiwar figures (as there was in the Vietnam era, when a massive antiwar movement created space for such politics).  Antiwar opinions and activities have now been driven to the peripheries of the political system along with a word like, say, “peace,” which you will be hard-pressed to find, even rhetorically, in the language of “wartime” Washington.
The Look of “Victory”
If a history were to be written of how the U.S. military became Washington’s drug of choice, it would undoubtedly have to begin in the Cold War era.  It was, however, in the prolonged moment of triumphalism that followed the Soviet Union’s implosion in 1991 that the military gained its present position of unquestioned dominance.
In those days, people were still speculating about whether the country would reap a “peace dividend” from the end of the Cold War. If there was ever a moment when the diversion of money from the U.S. military and the national security state to domestic concerns might have seemed like a no-brainer, that was it.  After all, except for a couple of rickety “rogue states” like North Korea or Saddam Hussein's Iraq, where exactly were this country’s enemies to be found?  And why should such a muscle-bound military continue to gobble up tax dollars at such a staggering rate in a reasonably peaceable world?
In the decade or so that followed, however, Washington’s dreams turned out to run in a very different direction -- toward a “war dividend” at a moment when the U.S. had, by more or less universal agreement, become the planet’s “sole superpower.”  The crew who entered the White House with George W. Bush in a deeply contested election in 2000 had already been mainlining the military drug for years.  To them, this seemed a planet ripe for the taking.  When 9/11 hit, it loosed their dreams of conquest and control, and their faith in a military that they believed to be unstoppable.  Of course, given the previous century of successful anti-imperial and national independence movements, anyone should have known that, no matter the armaments at hand, resistance was an inescapable reality on Planet Earth.
Thanks to such predictable resistance, the drug-induced imperial dreamscape of the Busheviks would prove a fantasy of the first order, even if, in that post-9/11 moment, it passed for bedrock (neo)realism.  If you remember, the U.S. was to “take the gloves off” and release a military machine so beyond compare that nothing would be capable of standing in its path.  So the dream went, so the drug spoke.  Don’t forget that the greatest military blunder (and crime) of this century, the invasion of Iraq, wasn’t supposed to be the end of something, but merely its beginning.  With Iraq in hand and garrisoned, Washington was to take down Iran and sweep up what Russian property from the Cold War era still remained in the Middle East.  (Think: Syria.) 
A decade and a half later, those dreams have been shattered, and yet the drug still courses through the bloodstream, the military bands play on, and the march to... well, who knows where... continues.  In a way, of course, we do know where (to the extent that we humans, with our limited sense of the future, can know anything).  In a way, we’ve already been shown a spectacle of what “victory” might look like once the Greater Middle East is finally “liberated” from the Islamic State.
The descriptions of one widely hailed victory over that brutal crew in Iraq -- the liberation of the city of Ramadi by a U.S.-trained elite Iraqi counterterrorism force backed by artillery and American air power -- are devastating.  Aided and abetted by Islamic State militants igniting or demolishing whole neighborhoods of that city, the look of Ramadi retaken should give us a grim sense of where the region is heading. Here’s how the Associated Press recently described the scene, four months after the city fell:
“This is what victory looks like...: in the once thriving Haji Ziad Square, not a single structure still stands. Turning in every direction yields a picture of devastation. A building that housed a pool hall and ice cream shops -- reduced to rubble. A row of money changers and motorcycle repair garages -- obliterated, a giant bomb crater in its place. The square’s Haji Ziad Restaurant, beloved for years by Ramadi residents for its grilled meats -- flattened. The restaurant was so popular its owner built a larger, fancier branch across the street three years ago. That, too, is now a pile of concrete and twisted iron rods.
“The destruction extends to nearly every part of Ramadi, once home to 1 million people and now virtually empty.”
Keep in mind that, with oil prices still deeply depressed, Iraq essentially has no money to rebuild Ramadi or anyplace else. Now imagine, as such “victories” multiply, versions of similar devastation spreading across the region. 
In other words, one likely end result of the thoroughly militarized process that began with the invasion of Iraq (if not of Afghanistan) is already visible: a region shattered and in ruins,filled with uprooted and impoverished people.  In such circumstances, it may not even matter if the Islamic State is defeated.  Just imagine what Mosul, Iraq’s second largest city and still in the Islamic State's hands, will be like if, someday, the long-promised offensive to liberate it is ever truly launched.  Now, try to imagine that movement itself destroyed, with its “capital,” Raqqa, turned into another set of ruins, and remind me: What exactly is likely to emerge from such a future nightmare?  Nothing, I suspect, that is likely to cheer up anyone in Washington.
And what should be done about all this?  You already know Washington’s solution -- more of the same -- and breaking such a cycle of addiction is difficult even under the best of circumstances.  Unfortunately, at the moment there is no force, no movement on the American scene that could open up space for such a possibility.  No matter who is elected president, you already know more or less what American “policy” is going to be.
But don’t bother to blame the politicians and national security nabobs in Washington for this.  They’re addicts.  They can’t help themselves.  What they need is rehab.  Instead, they continue to run our world.  Be suitably scared for the ruins still to come.
Tom Engelhardt is a co-founder of the American Empire Project and the author of The United States of Fear as well as a history of the Cold War, The End of Victory Culture. He is a fellow of the Nation Institute and runs TomDispatch.com. His latest book is Shadow Government: Surveillance, Secret Wars, and a Global Security State in a Single-Superpower World.
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Copyright 2016 Tom Engelhardt

Saturday, May 7, 2016

Del lado de la Justicia, simplemente y no de "Justicia a la chilena"

Preguntas a la Corte Suprema, sus miembros 
y a nosotros mismos. 
Hablando de un "Chile: Hacia un Estado Fallido"

Comentario de José Venturelli al articulo de Lautaro Ríos del Diario Constitucional  Jueves, 5 de mayo del 2016) www.diarioconstitucional.cl/articulos/chile-hacia-un-estado-fallido,
L Ríos, Abogado. Doctor en Derecho. Profesor de Derecho Constitucional. Universidad de Valparaíso.


Es un artículo que, sin lograrlo, parece intentar buscar algunos elementos de racionalidad y rescatar la ausencia de elementos razonables, justos, para detener la corrupción y el terrorismo. Sin embargo, lo hace con un sesgo muy común del propio Estado chileno, donde el pueblo Mapuche puede ser marginado, definido como terrorista sin analizar la situación real existente.

No es aceptable que el Diario Constitucional, que debe ser muy estricto en evidencias y en que la justicia debe ser JUSTA, se identifique y haga cuerpo con las ya “oleadas y sacramentadas” afirmaciones insostenibles ética y legalmente contra un Machi y luego otros Mapuche. Sólo restablece las políticas históricas racistas y anti-Mapuche.  Al referirse al terrorismo se culpa al pueblo Mapuche. El que el Estado condene sin evidencias y con sentencias sesgadas acepte una condena injusta, impuesta por un Ministro de Interior (Andrés Chadwick de abiertas actitudes racistas y apegado al sistema de valores de la dictadura y que ”no necesita evidencias” sino obediencia total, impuso dicha condena. La Corte no necesitó tampoco evidencias y aceptó un juicio sin el Debido Proceso, con testigos falsos. Muy simplistas para un cuerpo de altísima responsabilidad. Y muy clasista: al Mapuche no se le escucha ni se le respeta. Los poderes del Estado  son poderes en franca colusión y que defienden a los poderosos.

Por ejemplo, en el triste caso del matrimonio de Werner Luchsinger y Vivianne Mckay, al tomarlo como ejemplo es adjudicado automáticamente al pueblo Mapuche… pero no usa los datos de la realidad sino los que el gobierno impone. No hay evidencia todavía aunque ya tienen “al culpable”… pero la familia Luchsinger-McKay no es respetada al simplemente condenar a 11 Mapuche mediante procesos donde el Debido Proceso, los testigo adecuados y las evidencias no existen. Eso no es justicia, simplemente se trata de engañar usando poder pero no la justicia.  El que hayan detenido a diez personas más, nuevamente sin evidencias y golpeando a varias familias, es muestra de que el mismo sesgo racista sigue establecido. Inicialmente el Presidente Piñera –que había declarado que se terminaba la Ley Anti-Terrorista, para este caso él exigió usar la Ley Antiterrorista. El Ministro actual del Interior, Jorge Burgos, dice “que no le temblará la mano para usar la ley antiterrorista” y mantiene una creciente represión y gastos enormes que, de ser usados en lo que son los compromisos internacionales, podrían resolver los enormes problemas y inequidad y represión contra el pueblo Mapuche. Los diversos comités de Derechos Humanos y Justicia a nivel mundial han indicado que no procede el uso de leyes terroristas contra los pueblos indígenas. Pese a ser vinculantes, sin evidencias el gobierno las mantiene para pretender mediante su violencia un falso sentido de legitimidad. El que no tiene.

No olvidemos que la legitimidad en Chile está ausente desde hace tiempo. Los ministros de la corte deben hacer “algo” y no esconderse lejos de la realidad pontificando ‘nosotros somos el poder” y que “los otros no son ni siquiera escuchables”. Deben, independientemente, porque ya van 26 años de “dictadura post-dictadura” (llamarla dicta-blanda es cada más difícil) El Tribunal Constitucional, en el caso de Agustín Figueroa, hace más de 10 años, siendo él miembro de dicho Tribunal, consiguió que se torciera la ley y así se rechazó, en su favor –a lo compadre- los juicios de inocencia emitidos antes, dos veces, contra Nicolás Pichún, Patricia Troncoso y otros. El TC forzó condenas basadas en un juicio que violaba los derechos fundamentales y, especialmente, el Debido Proceso. Diez años de cárcel, por encima de los poderes del Estado que hace de una “Constitución chilena de la dictadura” una simple farsa. Dichas condenas fueron rechazadas por el CIADH (Consejo Interamericano de Derechos Humanos en San José de Costa Rica).  Chile no reparó el daño hecho por esa injusticia, nada, mantuvo los mismos patrones abusivos y aceptó esa violencia inmoral del Estado. Entonces, ¿qué papel realmente de justicia hace el Poder Judicial?

Reconocer que tenemos un Estado Fallido es importante Sin embargo, hacerlo sin considerar la necesidad de que los derechos a tener justicia debe ser para todos: pueblos originario incluidos y todos los demás, es una inconsistencia inaceptable. Como es inaceptable seguir con “justicias Militares” o “arreglada”, como lo hizo el gobierno del presidente Ricardo Lagos” en que “los crímenes económicos no se deben encarcelar”  y que, peor aún, había que esperar 50 años para que los crímenes de lesa humanidad pudieran ser revisados y juzgados. ¡Esto ejemplifica una justicia de clase!

¿“Hay que esperar por cuanto tiempo”. ¿O debemos seguir esperando que se imparta esta “justicia”, es decir,… impidiendo que se haga justicia, identificando crímenes conocidos pero sin juzgarlos, condenar según corresponda a los intereses de magnates y/o delincuentes de derechos humanos y de estafas mayores? ¿Los crímenes de lesa humanidad son o no reconocidos? Muchos hoy generales, que dirigieron masacres, fueron honrados con altos cargos altísimos y desde los que pudieron hacer estafas de todo orden y protegidos. Es decir, Impidiendo honrar la verdad, el derecho, reparación y reconciliación. Por ello se debe buscar una legítima constitución porque la actual es parte del problema y un gobierno elegido con 40% del electorado y sin el respeto de la sociedad no puede ser la base para hacer una Constitución realmente digna y democrática de la Corte para sus decisiones.

Pregunto también: ¿Cómo pueden coludirse los señores ministros de la Corte Suprema con quienes, por la fuerza y con el Decreto 701 entregado por Pinochet a su yerno, Julio Ponce Lerou "para que resolviera el asunto de las tierras Mapuches", y así vivir tranquilos? De ese modo solo aseguran a las fortunas en torno a las forestales que exigían poder explotar todo en su exclusivo beneficio. Resulta que han despojado al Mapuche del 94% de las tierras Mapuche del Wallmapu (dizque, “legal y brutalmente”).  Aunque las cifras oficiales se escondan y al Mapuche se les siga desconociendo sus derechos, su calidad ciudadana única y que debe ser respetada, su cultura, educación, idioma, visión histórico-social, debemos reconocer que ellos son sobre 1.500.000 personas. Es decir, 10 veces superiores a la población existente a inicios del siglo XX, y hoy, acorralados en ese 6% que “legalmente” la ley los encierra y reprime ¿Es posible, que en forma casi sistemática, violando las normas procesales y las claras indicaciones de los organismos internacionales de Derechos Humanos, de Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas, de la obligatoriedad de proteger a estos pueblos, a su infancia, mujeres, ancianos y de la absoluta condena al uso de la violencia, de la tortura, las Cortes chilenas, -es decir, el conjunto los Ministros de la Corte- puedan hacerse ajenos al problema? Hoy aceptan las imposiciones de gobiernos represivos, sin transparencia y una seudo legalidad acomodaticia que no tienen empacho alguno en declarar TERRORISTAS a todo un pueblo y aplicarse, con arrogancia y mentiras, en apoyar, una "GUERRA SUCIA" con  condenas inmorales, y “aquí no pasa nada".

¿Cómo pueden ser tan insensibles y acusar a las víctimas y luego juzgarlos violando sus propias leyes? La incapacidad irresponsable de no honrar la verdad ni el respeto de todos y cada uno de los habitantes de Chile es la base de ese Estado Fallido. Un estado irrecuperable, mientras no se respete a todos y las leyes juzguen y castiguen a quienes corresponda, sin usar el sesgo de raza, niveles sociales o cargos especiales (banqueros, militares, marinos, carabineros o aviadores, magnates, altos empresarios, aristócratas y arribistas, etc, etc) que, en Chile han sido y se les trata de asegurar que son y seguirán intocables.

He recorrido las tierras históricas del pueblo Mapuche, sus comunidades, las cárceles inhumanas, y he visto a los torturados, muchachos menores, a los niños con balines de plomo y que el Estado se niega a atender con eficiencia. Mujeres golpeadas, llorando con sus hijos pequeños casi ahogados con gases lacrimógenos lanzados por Carabineros al interior de sus modestas casas… Todo ese sufrimiento les es impuesto porque luchan y exigen sus derechos como pueblo.  He visitado varias veces al Machi Celestino Córdova en Temuco, donde Gendarmería ni siguiera le aseguran sus derechos y ha sido desprotegido sufriendo agresiones criminales sin siquiera investigar la situación (aduciendo, por supuesto que era él, el culpable). Este Machi no es el criminal… aunque el Estado chileno, justifique el todo: lo acusan por el solo hecho de ser Mapuche, de que andaba a cerca de dos kilómetros del lugar y fue baleado, no por el Sr Luchsinger sino por bala de reglamento.  Su propia arma no fue disparada.

Fui médico en la región del WalMapu, hoy llamada Araucanía, y he seguido la opresión contra el pueblo Mapuche. Me pregunto si para los miembros de la Corte existe la obligación de conocer esa realidad y no pretender ser los oráculos que conocen todo y exigen, nuevamente, obediencia total. Hace unos años, como miembro de la Comisión Ética Contra la Tortura de Chile, me reuní con otro miembro de la misma CECT, con el Presidente de la Corte Suprema. Si bien fue una reunión cordial, el Presidente parecía no conocer la realidad que le presentamos. Prometió establecer reuniones regulares para cambiar esa realidad inaceptable. Desde entonces, no hemos tenido ninguna evidencia de corrección de esta falta tan seria para un cuerpo de justicia.

Este país no sólo está “fallido” sino que el grado de inmoralidad y la ausencia de una justicia medianamente justa -si, justa- usa una ceguera social y se aprovecha del sesgo racista impuesto en el país. Los jueces están tan lejos de la realidad... Peor aún, de la justicia elemental, humana, y del respeto social. Cuando se observa la forma como Carabineros golpean y abusan con el pueblo Mapuche (o estudiantes, Pescadores, huelguistas) y el Estado les protege con una justicia inmoral como es la Justicia Militar, es obvio que los poderes no han aprendido que es un pueblo. Violencia bruta, nunca originada en justicia, no respetable por irrespetuosa.  Sería bueno que volvieran al país real: este Estado fallido, -aún fiel a los preceptos del golpe cívico militar- es represivo, corrupto, capaz de mentir sin arrugarse, donde se hacen leyes estafadoras por estafadores instalados en el parlamento, en ministerios y pagados (mediante sobornos, coimas) en cohecho. El todo con una falta de equidad increíble que, de mirarse en un espejo lo quebrarían de vergüenza.

No es posible que el poder judicial, y la Corte sigan siendo un sello de aceptabilidad para un país injusto, inaceptable, opaco y represivo. La historia mira y juzga, señores ministros.  ¿De qué lado se van a poner? 
Espero sea del lado de la justicia, simplemente



José Venturelli, Médico, Profesor Emérito de Pediatría,
Universidad de McMaster, Hamilton, Ontario, Canadá

Residente en Canadá y Chile

Comentario fue enviado al autor, Lautaro Ríos y al Diario Constitucional