Preguntas a la Corte Suprema, sus miembros
y a nosotros mismos.
Hablando de un "Chile: Hacia un Estado Fallido"
Comentario de José Venturelli al articulo de Lautaro
Ríos del Diario Constitucional
Jueves, 5 de mayo del 2016) www.diarioconstitucional.cl/articulos/chile-hacia-un-estado-fallido,
L Ríos, Abogado. Doctor en Derecho. Profesor de Derecho
Constitucional. Universidad de Valparaíso.
Es un
artículo que, sin lograrlo, parece intentar buscar algunos elementos de
racionalidad y rescatar la ausencia de elementos razonables, justos, para
detener la corrupción y el terrorismo. Sin embargo, lo hace con un sesgo muy
común del propio Estado chileno, donde el pueblo Mapuche puede ser marginado,
definido como terrorista sin analizar la situación real existente.
No es
aceptable que el Diario Constitucional, que debe ser muy estricto en evidencias
y en que la justicia debe ser JUSTA, se identifique y haga cuerpo con las ya
“oleadas y sacramentadas” afirmaciones insostenibles ética y legalmente contra
un Machi y luego otros Mapuche. Sólo restablece las políticas históricas
racistas y anti-Mapuche. Al
referirse al terrorismo se culpa al pueblo Mapuche. El que el Estado condene
sin evidencias y con sentencias sesgadas acepte una condena injusta, impuesta
por un Ministro de Interior (Andrés Chadwick de abiertas actitudes racistas y
apegado al sistema de valores de la dictadura y que ”no necesita evidencias”
sino obediencia total, impuso dicha condena. La Corte no necesitó tampoco
evidencias y aceptó un juicio sin el Debido Proceso, con testigos falsos. Muy
simplistas para un cuerpo de altísima responsabilidad. Y muy clasista: al
Mapuche no se le escucha ni se le respeta. Los poderes del Estado son poderes en franca colusión y que
defienden a los poderosos.
Por
ejemplo, en el triste caso del matrimonio de Werner Luchsinger y Vivianne
Mckay, al tomarlo como ejemplo es adjudicado automáticamente al pueblo Mapuche…
pero no usa los datos de la realidad sino los que el gobierno impone. No hay
evidencia todavía aunque ya tienen “al culpable”… pero la familia
Luchsinger-McKay no es respetada al simplemente condenar a 11 Mapuche mediante
procesos donde el Debido Proceso, los testigo adecuados y las evidencias no
existen. Eso no es justicia, simplemente se trata de engañar usando poder pero
no la justicia. El que hayan
detenido a diez personas más, nuevamente sin evidencias y golpeando a varias
familias, es muestra de que el mismo sesgo racista sigue establecido.
Inicialmente el Presidente Piñera –que había declarado que se terminaba la Ley
Anti-Terrorista, para este caso él exigió usar la Ley Antiterrorista. El
Ministro actual del Interior, Jorge Burgos, dice “que no le temblará la mano
para usar la ley antiterrorista” y mantiene una creciente represión y gastos
enormes que, de ser usados en lo que son los compromisos internacionales,
podrían resolver los enormes problemas y inequidad y represión contra el pueblo
Mapuche. Los diversos comités de Derechos Humanos y Justicia a nivel mundial
han indicado que no procede el uso de leyes terroristas contra los pueblos
indígenas. Pese a ser vinculantes, sin evidencias el gobierno las mantiene para
pretender mediante su violencia un falso sentido de legitimidad. El que no
tiene.
No
olvidemos que la legitimidad en Chile está ausente desde hace tiempo. Los ministros
de la corte deben hacer “algo” y no esconderse lejos de la realidad
pontificando ‘nosotros somos el poder” y que “los otros no son ni siquiera
escuchables”. Deben, independientemente, porque ya van 26 años de “dictadura
post-dictadura” (llamarla dicta-blanda es cada más difícil) El Tribunal
Constitucional, en el caso de Agustín Figueroa, hace más de 10 años, siendo él
miembro de dicho Tribunal, consiguió que se torciera la ley y así se rechazó,
en su favor –a lo compadre- los juicios de inocencia emitidos antes, dos veces,
contra Nicolás Pichún, Patricia Troncoso y otros. El TC forzó condenas basadas
en un juicio que violaba los derechos fundamentales y, especialmente, el Debido
Proceso. Diez años de cárcel, por encima de los poderes del Estado que hace de
una “Constitución chilena de la dictadura” una simple farsa. Dichas condenas
fueron rechazadas por el CIADH (Consejo Interamericano de Derechos Humanos en
San José de Costa Rica). Chile no
reparó el daño hecho por esa injusticia, nada, mantuvo los mismos patrones
abusivos y aceptó esa violencia inmoral del Estado. Entonces, ¿qué papel
realmente de justicia hace el Poder Judicial?
Reconocer
que tenemos un Estado Fallido es importante Sin embargo, hacerlo sin considerar
la necesidad de que los derechos a tener justicia debe ser para todos: pueblos
originario incluidos y todos los demás, es una inconsistencia inaceptable. Como
es inaceptable seguir con “justicias Militares” o “arreglada”, como lo hizo el
gobierno del presidente Ricardo Lagos” en que “los crímenes económicos no se
deben encarcelar” y que, peor aún,
había que esperar 50 años para que los crímenes de lesa humanidad pudieran ser
revisados y juzgados. ¡Esto ejemplifica una justicia de clase!
¿“Hay que
esperar por cuanto tiempo”. ¿O debemos seguir esperando que se imparta esta
“justicia”, es decir,… impidiendo que se haga justicia, identificando crímenes
conocidos pero sin juzgarlos, condenar según corresponda a los intereses de
magnates y/o delincuentes de derechos humanos y de estafas mayores? ¿Los
crímenes de lesa humanidad son o no reconocidos? Muchos hoy generales, que
dirigieron masacres, fueron honrados con altos cargos altísimos y desde los que
pudieron hacer estafas de todo orden y protegidos. Es decir, Impidiendo honrar
la verdad, el derecho, reparación y reconciliación. Por ello se debe buscar una
legítima constitución porque la actual es parte del problema y un gobierno
elegido con 40% del electorado y sin el respeto de la sociedad no puede ser la
base para hacer una Constitución realmente digna y democrática de la Corte para
sus decisiones.
Pregunto
también: ¿Cómo pueden coludirse los señores ministros de la Corte Suprema con
quienes, por la fuerza y con el Decreto 701 entregado por Pinochet a su yerno,
Julio Ponce Lerou "para que resolviera el asunto de las tierras
Mapuches", y así vivir tranquilos? De ese modo solo aseguran a las
fortunas en torno a las forestales que exigían poder explotar todo en su
exclusivo beneficio. Resulta que han despojado al Mapuche del 94% de las tierras
Mapuche del Wallmapu (dizque, “legal y brutalmente”). Aunque las cifras oficiales se escondan y al Mapuche se les
siga desconociendo sus derechos, su calidad ciudadana única y que debe ser
respetada, su cultura, educación, idioma, visión histórico-social, debemos
reconocer que ellos son sobre 1.500.000 personas. Es decir, 10 veces superiores
a la población existente a inicios del siglo XX, y hoy, acorralados en ese 6%
que “legalmente” la ley los encierra y reprime ¿Es posible, que en forma casi
sistemática, violando las normas procesales y las claras indicaciones de los
organismos internacionales de Derechos Humanos, de Naciones Unidas sobre los
derechos de los pueblos indígenas, de la obligatoriedad de proteger a estos
pueblos, a su infancia, mujeres, ancianos y de la absoluta condena al uso de la
violencia, de la tortura, las Cortes chilenas, -es decir, el conjunto los
Ministros de la Corte- puedan hacerse ajenos al problema? Hoy aceptan las
imposiciones de gobiernos represivos, sin transparencia y una seudo legalidad
acomodaticia que no tienen empacho alguno en declarar TERRORISTAS a todo un
pueblo y aplicarse, con arrogancia y mentiras, en apoyar, una "GUERRA
SUCIA" con condenas
inmorales, y “aquí no pasa nada".
¿Cómo
pueden ser tan insensibles y acusar a las víctimas y luego juzgarlos violando
sus propias leyes? La incapacidad irresponsable de no honrar la verdad ni el
respeto de todos y cada uno de los habitantes de Chile es la base de ese Estado
Fallido. Un estado irrecuperable, mientras no se respete a todos y las leyes
juzguen y castiguen a quienes corresponda, sin usar el sesgo de raza, niveles
sociales o cargos especiales (banqueros, militares, marinos, carabineros o
aviadores, magnates, altos empresarios, aristócratas y arribistas, etc, etc) que,
en Chile han sido y se les trata de asegurar que son y seguirán intocables.
He
recorrido las tierras históricas del pueblo Mapuche, sus comunidades, las
cárceles inhumanas, y he visto a los torturados, muchachos menores, a los niños
con balines de plomo y que el Estado se niega a atender con eficiencia. Mujeres
golpeadas, llorando con sus hijos pequeños casi ahogados con gases lacrimógenos
lanzados por Carabineros al interior de sus modestas casas… Todo ese
sufrimiento les es impuesto porque luchan y exigen sus derechos como
pueblo. He visitado varias veces
al Machi Celestino Córdova en Temuco, donde Gendarmería ni siguiera le aseguran
sus derechos y ha sido desprotegido sufriendo agresiones criminales sin siquiera
investigar la situación (aduciendo, por supuesto que era él, el culpable). Este
Machi no es el criminal… aunque el Estado chileno, justifique el todo: lo
acusan por el solo hecho de ser Mapuche, de que andaba a cerca de dos
kilómetros del lugar y fue baleado, no por el Sr Luchsinger sino por bala de
reglamento. Su propia arma no fue
disparada.
Fui
médico en la región del WalMapu, hoy llamada Araucanía, y he seguido la
opresión contra el pueblo Mapuche. Me pregunto si para los miembros de la Corte
existe la obligación de conocer esa realidad y no pretender ser los oráculos
que conocen todo y exigen, nuevamente, obediencia total. Hace unos años, como
miembro de la Comisión Ética Contra la Tortura de Chile, me reuní con otro
miembro de la misma CECT, con el Presidente de la Corte Suprema. Si bien fue
una reunión cordial, el Presidente parecía no conocer la realidad que le
presentamos. Prometió establecer reuniones regulares para cambiar esa realidad
inaceptable. Desde entonces, no hemos tenido ninguna evidencia de corrección de
esta falta tan seria para un cuerpo de justicia.
Este país
no sólo está “fallido” sino que el grado de inmoralidad y la ausencia de una
justicia medianamente justa -si, justa- usa una ceguera social y se aprovecha
del sesgo racista impuesto en el país. Los jueces están tan lejos de la
realidad... Peor aún, de la justicia elemental, humana, y del respeto social.
Cuando se observa la forma como Carabineros golpean y abusan con el pueblo
Mapuche (o estudiantes, Pescadores, huelguistas) y el Estado les protege con
una justicia inmoral como es la Justicia Militar, es obvio que los poderes no
han aprendido que es un pueblo. Violencia bruta, nunca originada en justicia,
no respetable por irrespetuosa.
Sería bueno que volvieran al país real: este Estado fallido, -aún fiel a
los preceptos del golpe cívico militar- es represivo, corrupto, capaz de mentir
sin arrugarse, donde se hacen leyes estafadoras por estafadores instalados en
el parlamento, en ministerios y pagados (mediante sobornos, coimas) en cohecho.
El todo con una falta de equidad increíble que, de mirarse en un espejo lo
quebrarían de vergüenza.
No es posible que el poder judicial, y la Corte
sigan siendo un sello de aceptabilidad para un país injusto, inaceptable, opaco
y represivo. La historia mira y juzga, señores ministros. ¿De qué lado se van a poner?
Espero sea del lado de la justicia, simplemente
José
Venturelli, Médico, Profesor Emérito de Pediatría,
Universidad
de McMaster, Hamilton, Ontario, Canadá
Residente
en Canadá y Chile
Comentario fue enviado al autor, Lautaro Ríos y al Diario Constitucional
Este comentario no tuvo respuesta ni fue publicado el Diario Constitucional, como corresponde en los términos tradicionales de las publicaciones impresas de periódicos y revistas públicas. J Venturelli 13/sept/2016
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