El aislamiento forzado que el Chile de la dictadura y post dictadura hizo y hace de los referentes sobre Derechos Humanos debe ser denunciado y confrontado. "El mundo es ancho pero no es ajeno"
Siempre es
bueno ver lo que pasa "en la casa del lado" (donde se nacionalizan el
petróleo, Aerolíneas Argentinas, se limita el equivalente vergonzoso de nuestras
AFP) o, más al norte, en Bolivia, que nacionaliza la distribución eléctrica.
Ecuador, Venezuela y los grupos de derechos humanos buscan los caminos que
saquen las demandas de sus pueblos a la primera línea porque si no se hace, lo
sabemos, los DH's fundamentales, simplemente seguirán escondidos bajo el manto
de la economía especulativo y las Bolsas inmorales, improductivas y que impiden
el desarrollo social. Claro, no es la revolución de plenos derechos...
pero son pasos que definen aspectos importantes. Estamos, de todos modos, muy lejos de tener un Presidente de
la Corte Suprema que pueda siquiera pensar en usar los términos expresados por
Ricardo Lorenzetti, presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación
argentina (ver nota sobre Informe de DH’s en Argentina) [1].
Si bien el contexto es diferente permite, sin duda, aprender y poner los DH’s,
cuando podamos hacerlo de modo realista, en nuestra propia coyuntura. La Corte Suprema
chilena es un instrumento de gran capacidad para actuar en colusión con los
términos definitorios de la dictadura y del "proyecto" por-lucro que
mantiene el establecimiento político nacional. Las excepciones a esta regla son
demasiado pocas, tardías e insuficientes. Establece el Centro Argentino que los
derechos humanos no son ajenos a la materialización real, efectiva, en la vida
cotidiana, de los derechos fundamentales de un pueblo. Implica asegurar los
recursos no renovables, establecer un presupuesto que permita que la vida del
pueblo (y de todos los pueblos en un país, indígenas, en especial) y
materializar una sensibilidad ante las demandas justas que todos los pueblos
tienen. Obviamente, el estado chileno no tiene nada que decir. En estos días, nuevamente,
se inicia la discusión bizantina de un salario digno, cuando los tres poderes
sólo se preocupan de hacer movimientos de futbolistas pero nunca marcan goles
en favor de las necesidades mencionadas. Las luchas por las demandas ya
establecidas y criminalizadas por el Estado/Gobierno son escondidas y se ve más
preparación represivas. (Compras por 3.000 millones de pesos de... Carros
lanza-aguas!!!)
Página 12 publicó ( http://www.pagina12.com.ar/diario/universidad/10-193246-2012-05-04.html ) un artículo sobre la situación de los DH's en Argentina, y los aspectos que ellos han considerado centrales en su informe son similares a las deficiencias chilenas por el estado de los derechos fundamentales y que hacemos a menudo. El informe tiene un claro contenido político abierto, no partidista, que no pierde el necesario carácter descriptivo de las violaciones que se deben identificar. Esto debe tomarse en el contexto de Argentina, donde la limitación de la expresión de opiniones e información no está tan limitada y coartada como en Chile. Y eso tiene peso cuando se trata de alcanzar a una masa mayor que la que nosotros podríamos tocar. No tenemos los medios que los grupos de DH's tienen en Argentina pero, en sí, el espectro de la tarea no deja de ser enorme. De allí que el desarrollo de los diversos grupos que velan por los Derechos Humanos en Chile, de trabajar cada vez en forma más coordinada, saliéndose de sus campos supuestamente “exclusivos”, se hace más evidente y urgente. Estos espacios cooperativos deben crecer, en forma paralela a lo que son las luchas crecientes por estos derechos. La tendencia desde la Moneda y de las empresas que siguen controlando la agenda política chilena, desgraciadamente, nada tienen que ver con la recuperación de los derechos en este país. Muy por el contrario, van agresivamente hacia un aumento de las ganancias al precio del futuro del medio ambiente y del aumento constante de la inequidad: Esta es la “democracia a la chilena” tan vergonzosa y vergonzante. El gran desafío no desaparece pero se perfila con mayor claridad.
[1] “Los derechos humanos pueden ser política de
gobierno o de Estado, para mí deben ser ambas”, subrayó luego, al definir a los juicios por
crímenes de lesa humanidad como parte del “contrato social” de los argentinos.
Sobre el acceso a la vivienda y la exclusión social, el presidente de la Corte
hizo una observación genérica sobre el trasfondo del problema: “Los países se conforman con firmar declaraciones y luego son
temas que terminan siendo accesorios en la agenda política cuando deberían ser
centrales. De otra forma no habrá paz social ni seguridad”. La protesta social
contra la minería a cielo abierto y por la tierra en el caso de los pueblos
originarios, agregó Lorenzetti, requieren mecanismos de participación social. “Considerar
un delito la protesta es un error porque se niega la esencia misma del Estado
democrático. El conflicto existe y va a existir, si no sería la paz de los
cementerios”, dijo. Además, el magistrado consideró que ante los conflictos
ambientales es preciso “aumentar la información y no ocultarla”. Para
finalizar, pidió aplicar el “principio de no regresión” en derechos humanos,
inmigración y libertades individuales.
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