José Venturelli 13 de Agosto del 2011
La ausencia de ética, el exceso de ganancias (muchas mal habidas y por decisión directa de quien juraba que "no se movía una hoja sin él autorizarlo", como fue el caso de la relacionada con el milagro en un Banco en Talca en que un hábil pillo bancario salía impune… o las del clan Luksic que se apropian de mineras, forestales, agua, TV y otras con el Clan Angelini y Matte y otros tantos... (como el caso de Julio Ponce Leroux, yerno del nunca bien ponderado, que tuvo el regalito de Soquimich y que ahora tiene podrida la ciudad de Tocopilla donde controla todo... menos la polución química malsana). Ser fieles al Tata los puso en el camino de la prosperidad. ¡Uno llegó a ser presidente! Eso es ser inteligente aunque el país siga siendo mezquino, abusivo y sin presentar soluciones a nada. Como el dinero, para ellos, es sinónimo de ser culto… se la terminaron creyendo y, además, convenciendo, a los partidos con los que terminaron coludidos en todo: enriqueciéndose muchos y sin cambiar cosas tan elementales como la educación, o hacer un Constitución genuina y democrática o la equidad que son derechos fundamentales.
El Ministerio de la Cultura, hoy es origen de declaraciones que amenazan de muerte a una estudiante que entiende mejor el país en que vivimos, Camila Vallejo. Ese ministerio, en el período anterior, mostró su colusión con el poder. Simple: de la peor, la política. La cineasta Elena Varela, que tenía un proyecto que el Estado financiaba, cuando fue acusada de terrorista, de guerrillera a la colombiana por fiscales rabiosos, ministros manipuladores y, por supuesto, El Mercurio, se callaron otorgando, porque todo era aceptar lo que el pinochetismo remanente ordenaba. La Ministra de entonces, como durante todo el período, brilló por su ausencia. Ya sabemos en que terminaron las acusaciones: todo fue montaje. Y este gobierno, ahora que ella está libre y que terminó su film, envía desde el Ministerio de la cultura, vía CORFO, la sentencia de que no se la ayudará a distribuir su película porque daña la imagen país (algo muy estúpido e inmoral, porque para dañar el país el gobierno no necesita ayuda: ¡lo hace muy bien, solito!)
En el ministerio de cultura anterior las peticiones de recuperar la pintura mural de unos de los muralistas con mayor sentido social, no llegó a ningún lugar: "no se fueran a enojar sus socios”. Se perdió un mural en el Hospital Barros Luco y salvo uno que inaugurara Salvador Allende en el Edificio Gabriela Mistral – y que fue sido escondido por la dictadura,- los demás siguen destruyéndose...) No fue la Ministra ni sus mandados, los que hicieron mucho, mas bien nada. Para ellos, el arte es para lucrar, el que se compra y se guarda en las bodegas de los bancos, como la educación. Y, claro, como la pintura mural es fundamentalmente social, a quien le importa. Ahora con carteles de avisos económicos y farándula, "ya tenemos cultura".
Menos mal que los estudiantes, el pueblo mapuche y ya todo un Chile que sale del siniestro letargo impuesto, nos hace mirar hacia el futuro con esperanzas. Hacia un Chile humano y fraternal. Donde esa mal concebida frase "nada es gratis" de un presidente magnate podrá ser olvidada en su mediocridad incapaz de identificar derechos o de implementarlos.
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