Saturday, November 15, 2014

El General Jorge Robles Mella, de la Fuerza Aérea,y sus dichos vienen desde la Guerra Civil española.


Lo que dijo Jorge Robles Mella, Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea de Chile al momento de su nombramiento, de que los Derechos Humanos, como concepto y campo, en su institución estaban cerrados, zanjados,  http://radio.uchile.cl/2014/11/05/lorena-fries-estudiaremos-si-es-correcto-el-uso-de-agentes-infiltrados

Lo dicho por el general, no es solo de mal gusto, sino que una mentira y un insulto al país: obedece a la misma mentalidad criminal que prevalecía en el momento de que los crímenes de lesa humanidad eran perpetrados. Pero, también sabemos que, en el tiempo, por la boca muere el pez... 

Y el descaro legal es tan grande que la Corte Suprema ahora va a la Corte Interamericana de Derechos Humanos a Defender a la Justicia Militar (¡difícil imaginar un absurdo mayor!) Y esto para defender a esta última de sus juicios basados en mentiras y montajes y donde, además, no se dan los principios legales sino el de obedecer al superior. Esos montajes los usan para justificar que los muertos y asesinados, como el propio General Bachelet, eran ellos los culpables.

Es un círculo vicioso el de las fuerzas armadas: pretenden que nada es culpa de ellos... Es obvio que la democracia no ha llegado a Chile: mientras no se juzguen los crímenes y los autores anden sueltos, paseándose en cargos de alta connotación, el país seguirá enfermo de injusticias (y de los fraudes históricos y económicos que ese mismo poder protege)

El que de los presentes en la reunión de investidura del general de marras nadie haya dicho nada hace pensar que "Hay momentos en que callarse es mentir y aceptar" las ignominias más grandes: ¿Chile sigue viviendo esos tiempos? Quienes viven en el poder parecen hacerlo a diario. Las leyes que pretenden, como la ley anti-terrorista son para impedir que se denuncien a los grandes criminales y ladrones-magnates que pudren al país.

Resuenan, hoy más que nunca los vuelos criminales de los bombardeos contra La Moneda en septiembre de 1973. El que hoy declare un General de hoy de la Fuerza Aérea, - rama que actuara en forma criminal y terrorista, autocomplaciente y que justificó su crimen y los que siguieron- “de que todo está zanjado” (¿los asesinados en la tierra zanjada, sin justicia, olvidados?) es comprensible, en cuanto  a que del lado de los que cometían el crimen, el concepto de justicia nunca existió. Quienes sí protestaron, fueron hombres justos y valientes, todos ellos fueron perseguidos, torturados, asesinados. Por lo menos podemos decir que en las Fuerzas Armadas de Chile hay consistencia… la de los culpables. El General de la Fuerza Aérea no es realmente de roble... no tiene madera tan noble. Y su acero está ya muy “mellado”. 

El general podrá tener la fuerza pero no tiene la razón ni inteligencia como fuerza humana y social(bruta, y hoy, aunque relativa, es siempre impúdica y arrogante. Su dicho suena como un ¡Viva la muerte! desde la historia... y adolece del menor sentido de que el acto del bombardeo de la Moneda fue no sólo ilegal, sino que criminal. El golpismo persiste y el silencio ante este insulto, ensordece. Este general, si fuéramos democráticos debería ser despedido por troglodita.

Pero el rechazo a esta inmoralidad se va dando en todo orden de luchas: lo muestran las dignas luchas desde los mapuche hasta los más jóvenes, estudiantes. En Chile se encarcela a los niños y se asesina al Mapuche en impunidad. La inequidad social y la especulación siguen reinando. Sin embargo, ante el consenso de la impunidad, los pueblos de Chile crecen en esta lucha. [1]



1. No puedo dejar de lado los comentarios de Unamuno, en 1936, en medio de las farándulas de la victoria del franquismo en España, ideología que directamente inspiraba al dictador Pinochet y sus cómplices. Los incluyo en forma extensa y lo tomo de un documento de Wikipedia en que se habla del tristemente famoso, por criminal, del general Millan-Astray y de 
la respuesta del filósofo y escritor Miguel de Unamuno:

http://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_Mill%C3%A1n-Astray

Guerra Civil y enfrentamiento con Unamuno

Durante la Guerra Civil Española (Millan Astray) tuvo un papel secundario en el ejército sublevado contra la II República Española. Siendo célebre el altercado que mantuvo con Miguel de Unamuno el 12 de octubre de 1936 en el paraninfo de la Universidad de Salamanca, al que habían asistido diversas personalidades franquistas con motivo de la celebración de la Fiesta de la Raza (lo que hoy es el Día de la Hispanidad, el aniversario del descubrimiento de América): el obispo de Salamanca, Enrique Plá y Deniel, el gobernador civil, Carmen Polo Martínez-Valdés (esposa de Francisco Franco) y el propio Millán-Astray. 

Lo que sucedió, según cuenta en La guerra civil española el hispanista inglés Hugh Thomas, es lo siguiente: el professor Francisco Maldonado, tras las formalidades iniciales y un apasionado discurso de José María Pemán, pronuncia un discurso en que ataca violentamente a Cataluña y las Vascongadas, calificando a estas regiones como "cánceres en el cuerpo de la nación. El fascismo, que es el sanador de España, sabrá cómo exterminarlas, cortando en la carne viva, como un decidido cirujano libre de falsos sentimentalismos. " 

Alguien grita entonces, desde algún lugar del paraninfo, el famoso lema "¡Viva la muerte!". Millán-Astray responde con los gritos con que habitualmente se excitaba al pueblo: "¡España ..."; ".. una!", responden los asistentes. 

(Algunos jóvenes estudiantes falangistas (según otros carlistas) intentan enmendar el viva la muerte con vivas a Cristo Rey y a la paz misericordiosa (...) pero son apagados por los ensordecedores gritos de ritual pseudorracionales y acaban siguiéndolos). 

- "¡España ...", vuelve a exclamar Millán-Astray; ".. grande!", replica el auditorio.
- "¡España ...", finaliza el general; "... libre!", concluyen los congregados.

Después un grupo de falangistas ataviados con la camisa azul de la Falange hacen el saludo fascista, brazo derecho en alto, al retrato de Francisco Franco que colgaba en la pared. Se intenta así enmendar el incidente aunando esfuerzos de hermandad y moral (algo quebrada por el incidente) al unísono. 

Miguel de Unamuno, que presidía la mesa, se levanta lentamente y dice: "Estáis esperando mis palabras. Me conocéis bien, y sabéis que soy incapaz de permanecer en silencio. A veces, quedarse callado equivale a mentir, porque el silencio puede ser interpretado como aquiescencia. Quiero hacer algunos comentarios al discurso -por llamarlo de algún modo- del profesor Maldonado, que se encuentra entre nosotros. Dejaré de lado la ofensa personal que supone su repentina explosión contra vascos y catalanes. Yo mismo, como sabéis, nací en Bilbao. El obispo , dice Unamuno señalando al obispo de Salamanca-,lo quiera o no lo quiera, es catalán, nacido en Barcelona. Pero ahora acabo de oír el necrófilo e insensato grito "¡Viva la muerte!" y yo, que he pasado mi vida componiendo paradojas que excitaban la ira de algunos que no las comprendían he de deciros, como experto en la materia, que esta ridícula paradoja me parece repelente. El general Millán-Astray es un inválido. No es preciso que digamos esto con un tono más bajo. Es un inválido de guerra. También lo fue Cervantes. Pero desgraciadamente en España hay actualmente demasiados mutilados. Y, si Dios no nos ayuda, pronto habrá muchísimos más. Me atormenta el pensar que el general Millán-Astray pudiera dictar las normas de la psicología de la masa. Un mutilado que carezca de la grandeza espiritual de Cervantes, es de esperar que encuentre un terrible alivio viendo cómo se multiplican los mutilados a su alrededor."2

En ese momento Millán-Astray exclama irritado "Muera la intelectualidad traidora", "Viva la muerte", (…) 

Miguel de Unamuno, sin amedrentarse, continúa: "Éste es el templo de la inteligencia, y yo soy su sumo sacerdote. Estáis profanando su sagrado recinto. Venceréis, porque tenéis sobrada fuerza bruta. Pero no convenceréis. Para convencer hay que persuadir, y para persuadir necesitaréis algo que os falta: razón y derecho en la lucha. Me parece inútil el pediros que penséis en España. He dicho." 

A continuación, el público asistente se encolerizó con Unamuno y le dirigió todo tipo de insultos por lo que, gracias a la intervención de Carmen Polo de Franco, quien le acompañó cogida del brazo, abandonó el recinto universitario y se trasladó hasta su domicilio. 

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