Monday, May 5, 2014

Chile: ¿Una democracia defendida como "transparente y perfecta" en un país donde sus defensores han sido cómplices de la mantención del modelo.

Hemos visto como, por todos lados, y gracias a que crece el número des descontentos y que le perdieron el miedo al miedo que tanto se impuso, así como a los beneficios que se entregaban a tantos traidores. Los "informadores" que la CNI tenía entre miembros de otros sectores y partidos no es sorpresa. Tampoco lo es el que existan verdaderos terroristas y provocadores pagados por las fuerzas represivas  en medio del pueblo Mapuche. Una vez que se ha sabido de que la carta principal de acusación contra un werken Mapuche, Daniel Melinao, era un encapuchado, pagado por Carabineros y que hizo incendios y disparaba en esos actos pre-fabricados, no es posible aceptar que este "nuevo gobierno" sea "justo" cuando no hace nada porque se haga verdadera justicia. Porque este gobierno viene con paja molida de su previa existencia, no podemos aceptar que se haga el sordo ni use sonrisitas majaderas seudo-bondadosas. Ahora este nuevo deja que imponga otro juicio por orden del ex-gobierno Piñera-Chadwick, que de limpios y justicieros nada pudieron demostrar. Y no olvidemos que no hubo ni una sola evidencia ni medianamente respetable: todo se basó en testigos protegidos -varios coimeados con dinero o con "recortes" a sus condenas por delitos comunes. "La ley, en Chile, no es justa ni igual para todos". por mucho que lo repitan gobernantes y secretarios de gobierno. No mientras no tengamos una Constitución genuina y verdadera. Ni este ni ningún otro gobierno puede insistir que “hay que esperar para cambiarlo todo”.

Un país justo, con equidad y respeto por los derechos humanos no se hace sobre una base constitucional que sigue siendo inmoral. 

No todo lo que parece ser, es... Como, con frecuencia, lo que no es, bien puede ser su opuesto. Uno de los graves problemas creados por la dictadura y su secuela de inmoralidades fue la capacidad de corrupción que generaba. 

La historia de nuestro país y las traiciones a nuestros pueblos han sido programadas de la corrupción que conocemos... y que muchos hacen lo imposible por ignorar y que siga ignorado. La represión es una enfermedad que quienes se hacen sus cómplices, no pueden pretenderse respetables ni exigir silencio en nombre de una "paz y tranquilidad" que la gozan unos pocos.  

Las historias que siguen apareciendo son parte de una triste e indignante historia. Mientras no se haga justicia y se mire la realidad y respeten los derechos de todos y cada, no podrá este país resolver las crisis de injusticia social, de inequidad y de inmoralidad institucionalizada y contubernio. Cuando un altísimo dirigente del partido más fuerte de la derecha y defensor del dictador y de sus crímenes hace declaraciones de que Chile ha sido excelente y que debemos impedir "que esto cambie" -me refiero a Jovino Novoa, pero podría caerle el sayo a muchos- quedarse callado es oportunismo y no una hazaña más. (Por eso me gustan los comentarios de Juan Pablo Cárdenas en Radio Universidad de Chile: no deja bandido sin su responsabilidad escondida) Una Constitución debe ser hecha en forma honrada para que sea justa. No puede dársele la responsabilidad a quienes han sido, de una forma o de otra, promotores del sistema  o comprados por éste.  Sin democracia no hay leyes que puedan ser consideradas respetables. Ninguna forma de protección puede tener un sistema, -el que sigue en pié- que ha encubierto a criminales y facilitado fraudes y negociados que destruyen el medio ambiente y el futuro de las grandes mayorías. La verdad y la justicia no son conceptos relativos, "en la medida de lo posible", y quienes la propongan y defiendan de ese modo es porque están profundamente equivocados o, alternativamente, pueden ser parte del problema y no, necesariamente, de la solución. Salarios respetables para un pueblo respetable y no esta estafa social que no lo permite y que mantiene a un pueblo sin poder efectivamente sindicalizarse.

Ejemplos como estos actos de larga duración de violación de derechos fundamentales deben ser considerados en sus detalles y formas de juzgarlos por una Asamblea Constituyente. Ningún jefe de Estado puede pretender actuar en forma aceptable si se rige por códigos que permiten prolongar las injusticias en contra de quienes fueron reprimidos y, al mismo tiempo, mantienen los beneficios obtenidos en forma ilegítima para unos pocos. La huelga de hambre de los presos Mapuche y la mantención del cobre en manos privadas o el silencio ante las grandes fortunas que manejan la represión no son actos "inteligentes" en política: son actos de complicidad con un Chile que debe terminar.


A quien le venga el sayo, que se lo coloque.


José Venturelli,
Desde Canadá

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