¿Héroes o villanos? La complicidad con los crímenes hecha leyes y justificadora de una historia inmoral. El General Cheyre “abrió” un tarro de gusanos hecho por la dictadura, y muy grande.

Son incontables –porque no todos son conocidos- los nombramientos en cargos importantes, de altos ingresos y prestigio, los diversos criminales de lesa humanidad. La discusión que hace en El Mostrador el Rector  de la Universidad Diego Portales, Carlos Peña, es importante de mirar y de profundizar.
 http://www.elmostrador.cl/pais/2013/08/21/pena-vuelve-a-la-carga-y-dice-que-a-cheyre-le-resulta-incompatible-su-actuacion-en-el-caso-lejderman-con-ser-el-garante-del-proceso-democratico/  

No es posible aceptar impasibles el que se haya nombrado, y profiten los asesinos de tantos, los que los mandaron y armaron, los que entregaron las balas para ir a reprimir en las comunidades, en las huelgas, en las minas, a los estudiantes, al pueblo Mapuche o en los barrios. Los Fernández Dittus colocados como “Sostenedor” de una escuela es un insulto a los jóvenes, cuando se sabe que ese individuo quemó vivos, con la muerte para uno de ellos (Rodrigo Rojas Denegri) y la horrible situación impuesta a la joven Carmen Gloria Quintana quien sobreviviera y es hoy una imagen de lo hecho por una dictadura inmoral… pero también la acusación de todo un país. Y que les hayan dado responsabilidades inmensas, incluso sobre aspectos que determinarían avances democráticos si estuviesen en manos limpias y honradas.

Miremos un caso de tantos: uno que fue cuestionado a medias y en que terminó: la noticia es de El Mercurio y luego del diario El Gong:

“La Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (AFDD) cuestionó el nombramiento del general Cristián Le Dantec como Jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, por su supuesta implicación en la desaparición de 22 campesinos de Paine en 1973. La AFDD sostuvo en una declaración pública que Le Dantec es uno de cuatro generales del Ejército que figuran como imputados por el asesinato de 22 campesinos de la localidad de Paine, cometido por militares en octubre de 1973”. 

• HTTP://WWW.EMOL.COM/NOTICIAS/NACIONAL/2010/02/07/397630/FAMILIARES-DE-DDDD-CUESTIONAN-NOMBRAMIENTO-DE-JEFE-DE-ESTADO-MAYOR-CONJUNTO.HTML

Y, como las personas parecen tener una lógica en su actuar, a ese mismo general Le Dantec, nombrado por la Presidenta Bachelet, se le llama a una investigación parlamentaria “por la millonaria y polémica compra de inmueble para el Jefe del Estado Mayor, se suma investigación de la Contraloría por licitación para las fuerzas de paz”. Se exigió su remoción y, a pesar de que del crimen de Paine nunca se aclaró nada, y sí fue nombrado por la entonces Presidenta Bachelet (hoy candidata nuevamente), el general fue destituido por razón de abuso de poder y malversación de fondos. 

 http://www.diarioelgong.cl/araucania/3357-le-dantec-y-ministro-allamand-citados-a-comision-de-defensa-del-senado 

La ausencia de los conceptos éticos han marcado la actitud del general Cheyre y del grueso del cuerpo de jefes de las fuerzas armadas y de Carabineros.  (Cheyre, Fuente Alba, Labbé, Matthei, Mendoza y los demás “rastreros” que conforman una lista inmensa y que nos debe avergonzar hasta que se haga justicia). Bajo un análisis antojadizo, basado en un odio de naturaleza política e invocando "valores permanentes", como quieren llamarlos y así hacerlos "indiscutibles” y, por lo tanto razones para "actuar con energía". Y esa energía de tipo criminal la escondían detrás de un patriotismo torpe, mercenario e irresponsable que, por el uso de la violencia y represión contra quien se quejara, lo transformaron en la rutina impuesta del dolor para todo el país y esa imposibilidad por tantos años de protestar, de denunciar y exigir justicia. (Eso es lo que el Premio Nóbel, Albert Einstein, “odiara con pasión por su carácter antojadizo y su violencia innecesaria”) Transformaron en justificaciones ineludibles a sus "valores relativos y simplistas”. Impusieron, con total ausencia para respetar  los derechos que debían tener implícitos y para todos los habitantes de este país, sus odiosas concepciones de "bandera, nación, legalidad, obediencia" que fueron “sus razones” para esa represión sin definiciones morales ni sociales en su sentido amplio. Así transformaron los crímenes, sus conceptos de muerte y otros actos que eran obviamente inconfesables (por eso mismo ellos los escondían e imponían nuevas leyes de amnistías fraudulentas y una Constitución ilegítima). Por que no era que no supiesen que su actos cobardes no podían ser  homologados a actos de valor, o ser elogiables. Han sido tiempos durante los cuales en forma sistemática, practicaron la tortura y, sin embargo la escondían. Es decir, sabían de sus crímenes y, aún ahora, lo saben. Pero pretenden hacerse los héroes e inocentes. Cuando Krassnoff, Contreras y otros encumbrados piden olvido y hablan de paz, en realidad piensan en olvido y nada de justicia ni reparación. Es porque ellos mismo han vivido en función de esconder sus inmoralidades, esconder la tortura y otras violaciones. Aceptaban también los beneficios de su asociación con quienes determinaran este estado de inequidad generalizado para la gran mayoría. Esta aceptación de un estado socio-económico inmoral y el defenderlo con la dictadura. Luego trataron de "suavizar su dictadura" pero manteniendo los mismos principios. Eso los pone como necesariamente juzgables. Juzgables si queremos que los engaños y las mentiras, crímenes y aprovechamiento inmorales sean sacados del camino para tener un país democrático y que reconoce los crímenes por su nombres: es decir, por el de sus criminales y establece nuevas leyes para que ese "nunca más" sea una realidad. Cuando un criminal como Odladier Mena se suicida invocando ser inocente, o el hijo de Contreras o la esposa de Krassnoff no logran reconocer las características criminales de lo hecho por su padre o marido, respectivamente, es porque no ha habido un intento serio, generalizado de la sociedad chilena -salvo el de las víctimas, familiares y sectores puntuales de derechos humanos- para respetar a los que han sido perseguidos, insultados y acosados por el sistema.

El que el estado pinochetista haya impuesto que su primer general haya sido el mismo dictador Pinochet, arrogante, brutal y que acumuló una enorme fortuna para él y su familia, determinó que los generales que le siguieron tuvieran todos un prontuario similar. Y se sintieran orgullosos. Un orgullo nacido de su  capacidad de imponer obediencia por encima de todo: sin principios humanos ni respeto por la razón o por los derechos humanos. Esto debe cambiar ya. No más manipulaciones como las que han permitido todos los gobiernos post dictador y que proponen nuevamente las dos coaliciones oficialistas. Porque ellos nombraron a estos individuos, en total complicidad y oportunismo. Se aferran a su inocencia y no tienen, como lo dijo en esa entrevista de marras que tuviera en CNN, recientemente, Manuel Contreras, objeciones para volver a hacerlo. Por eso… ¿Para dónde vamos si los culpables de estos crímenes y desfalcos, no han hecho ningún acto serio, prolongado y eficiente de establecer procesos de justicia? Caminamos por lugares peligrosos para el país entero si no se descubre la cara y se hace justicia. ¿Cómo se van a poder cumplir las promesas de democracia, repetidas nuevamente para no resolver nada gracias a un sistema electoral de falsedad total y una Constitución que, de permanecer, no permitirá democracia alguna aunque le hagan "reformitas" de pacotilla?

La discusión que plantea el Rector Peña, de la U Diego Portales, sobre la ética social es ineludible y debe ser considerada ampliamente.  Así lo exigen por décadas las normas éticas de los Derechos Humanos en Chile y el mundo. Es una exigencia que viene de los familiares de los asesinados y desaparecidos. De los torturados y excluidos de la sociedad chilena. Por los pueblos indígenas contra los cuales el sistema les aumentó el despojo y la represión en beneficio de industrias forestales que destruyen el medio ambiente y se apoyan en las fuerzas policiales en forma impune. Por la ausencia de la implementación de un “buen vivir” para nuestro pueblo, impedido por las grandes fortunas cómplices y beneficiarias de la dictadura.