El Mercurio induce paranoia para seguir reprimiendo “con justificación”
José Venturelli, Pediatra, Vocero del secretariado europeo de la CECT / 22 de enero del 2012
Ante la ineficiencia de su pretendido esfuerzo por mejorar la lucha contra la delincuencia, el gobierno –como los anteriores- ha buscado a los “delincuentes… políticos” Más fácil de ubicar porque son agentes sociales, activistas de las luchas de sus respectivo grupos humanos, al encontrarlos los pueden sacar del medio con vergonzosas acusaciones y conclusiones delirantes. Los incendios que se les atribuye, y que para negociar las huelgas de hambre del 2010 y 2011 declararan que no podían ser motivo para usar la Ley Anti-Terrorista, los usan de nuevo. Pero esta estrategia, usada en 1999 por el presidente Lagos para defender a Mininco y criminalizar a los Mapuche ya fue usada. Y fracasó. Y vuelven con la misma torpeza irresponsable. Por eso debemos analizar su mediocre funcionamiento. Nada dicen de los seguros que embolsa MININCO, socio mayor entre los empresarios pirañas.
El Mercurio de ayer, 21 de enero del 2012 (página C 22) pone en media página y a cinco columnas un engaño más. Gendarmería incauta mapa… en celdas de comuneros mapuche de la CAM. La noticia, salvo para quedar en la mente de quienes sólo leen los titulares y subtítulos podrían quedarse con la idea de que las acusaciones son verdad. Indica el subtítulo de “los antecedentes recopilados apuntan a un posible intento de fuga de los presos”. Ignorancia e irresponsabilidad profesional y poder, siempre en las manos de los pocos, es una potente arma. Agreguemos la pobrísima cobertura de información en un país en que mentir se transformó en algo rutinario y desfachado por el miedo histórico impuesto. Así, ya tenemos el cuadro criminalizado, esta vez, a un grado mayor. (A pesar de que el ministro del interior no aportó ni una sola evidencia al ser requerido de entregarlas para justificar sus acusaciones contra incendiarios terroristas mapuche, que él y su Presidente Piñera “presuponían y conjeturaban”) Peor todavía, ahora se desmiente de su torpeza aunque deja en el aire el pasquín de oro, vocero de la ultra-derecha, una cita del ministro mismo: “hace pocos días se incendió un helicóptero destinado a apagar el fuego y ese atentado (que no han probado ser atentado y huele totalmente a montaje) ha sido adjudicado o reivindicado por la CAM (mentira absoluta), y no he escuchado un desmentido de parte de ellos” (¿Escuchar? De parte de quien no sabe que es un diálogo en ninguno de sus campos de acción es muy atrevido e increíble) Especialmente cuando (sigue citando El Mercurio) “La verdad (sic) es que a partir de eso, uno puede conjeturar y decir quienes están detrás de otros incendios que pueden ser también intencionales”. Hay solo una imagen forzada, delirante que, por sus resultados a todo un pueblo, es criminal. Quienes ejecutan la represión deberían ser formados en el ejercicio democrático de su función. Como minimo. Ni el ejecutivo ni las mismas fuerzas del desorden, quieren saber como empezar a hacerlo.
El mapa encontrado el día jueves 5 de enero coincide con el día en que estuvimos tres miembros de la Comisión Ética contra la Tortura - CECT (uno, profesor de historia, otro ingeniero de minas y ciudadano, por exilio, franco-chileno y, quien escribe, por iguales razones, ciudadano chileno-canadiense). A la misma hora que se anunciaban los primeros brigadistas expiatorios del sistema de injusticia social, conversábamos con los detenidos de la CAM. Pero… ¿y que significa ese mapa que meten en la mente de quienes mal lean esa “noticia”? Es un “bosquejo del módulo de los comuneros mapuches y de la cancha”. Quien no conozca esa cárcel puede creer que eso da a un espacio de pastoreo o un mall o la puerta de “escape”. El llamado módulo es una área de cuatro celdas con potencial, amontonados como animales que van al matadero, - de aproximadamente dos metros por 3,5 metros de largo para cuatro detenidos. Una pesadilla para cualquier persona normal. Un lugar para desarrollar todo tipo de crisis emocionales y sicológicas: un lugar de tortura sicológica donde, además, se les niega a los presos tener entrevistas, usar un ordenador, educarse, desarrollarse educacional y socialmente como manda el programa normativo de gendarmería a nivel mundial. (Muy diferentes de las cárceles de los criminales de lesa humanidad del régimen pinochetista que inspiró al gobierno actual) Pero no hay nada de eso. Los muros que rodean ese sector son muchos, los puestos de protección armados muchos más… Sólo mentes irresponsables pueden sacar conclusiones como las que pretenden. La razón es que aún no consiguen demostrar responsabilidad en ninguna de las causas imputadas y por las que, mañosamente, fueron condenados por los tres poderes coludidos del Estado y que el mundo desprecia por inmorales. Y ahora, ya presos, quieren aumentarles su peligrosidad con crímenes imposibles. El acostumbrarse a la mentira es algo por lo que nosotros, miembros de la gente normal, de la sociedad civil, los que no profitan de este sistema perfecto del lucro represivo, podemos hacer algo: desmentirlo y denunciar sin descanso… hasta tener democracia real.
No dice el articulista de El Mercurio que los detenidos obtuvieron una mínima granjería (no que las celdas se humanicen o que las normas de encierro mejoren) y es que podrían hacer un centro para sus actividades culturales y comunitarias. Nada más: La madera para hacerla está allí. No los dejan ni leer tranquilos, menos estudiar y peor, aún a sus familias y visitas, tratan de demonizarlas, las humillan y crean listas fantasmas de “las posibles conexiones y correos de noticias terroristas”. Todo esto es para permitir que continúe el despojo hecho por los vedaderos jefes del sistema: las forestales y la industria de la celulosa de esa zona. Junto con ellos, los ultraderechistas que se han hecho de tierras y en los cuales el Estado gasta miles de millones de pesos cada año, dedica armamento, personal de acoso y violentista contra las comunidades. Y usa financiamientos que no van a reparar el daño que se demuestra, día a día, de esta guerra sucia contra un pueblo forzado a vivir en un ghetto. Atemoriza con helicópteros a las poblaciones y sube a menores para torturarlos con la amenazas de lanzarlos al vació si no “denuncian” con las mentiras que les tratan de obligar a decir contra sus padres. Y sobre esto hay evidencia: en juzgados nacionales e internacionales. Como la hay sobre la violencia permanente al pueblo Mapuche y la miseria en la que se le tiene sumido, sin derecho a tener derechos y que el mundo consagra y que nuestros presidentes circenses imaginan ya existen para todos. Hay evidencia de esto.
¿Podrían ser serios y cumplir en algo lo que dicen, en vez de seguir golpeando mujeres, niños, quemando casas, haciendo montajes e insultando al país y al mundo? ¿Podrían aceptar una moratoria como exigimos, de terminar con los abusos contra los niños mapuche y sus familias, contra su cultura, contra sus cultivos que envenenan, contra los bosques robados, contra el agua que desaparece, contra las minas con las quieren despojar más tierras, con el desprecio y el racismo imbécil que insulta a todos y a cada uno? ¿Podrían liberar a estos enemigos, condenados sin la justicia más elemental de una patria inexistente, sin dignidad ni justicia, esa patria imaginada en las mentes enfermizas del pinochetismo y del racismo histórico de Chile? Y al hacerlo, todos, podríamos tener un país fraternal, de verdad, equidad y justicia social, donde los niños –todos, incluidos especialmente los más abusados y postergados- puedan ser niños y no marginados y torturados reales y sicológicos, sin que golpeen y torturen a sus padres ante sus ojos, y socialmente, esos niños, tengan un desarrollo potencial completo. ¿Podremos? Pienso que sí: si lo queremos. Y lo será a pesar del poder fáctico ya por tanto tiempo establecido en nuestro país.
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