Thursday, January 26, 2012

En Chile la represión no debe ser eterna ni justificada por nadie, escondiéndola.


Desde Argentina se nota aún más la brutalidad del gobierno y estado chileno

En Argentina, donde la dictadura fue mucho más sangrienta y siempre resistente a que se hiciera justicia, se ha producido, sin embargo, un avance gigantesco si comparamos la situación con la de Chile. En Chile persiste la Constitución de la dictadura pinochetista que fuera “reformada” –para refinar la precisión de la represión del destino asignado al país: un paraíso del lucro: País que asegurarlo no tiene problemas en reforzar todos los mecanismos represivos para que ese lucro se le asegure a los pocos –que son una fracción de menos del 1% de la población. Y esto se hace con una represión que insulta con su matonaje y autoritarismo espontáneo, ev cada calle del país y en los caminos de la Araucanía, como he visto tantas veces. Dicen, “es la forma de gobernar”. Avidez, represión primero y más lucro, los ingredientes de la “democracia a la chilena”, una dictadura legalizada en los hechos. Al conversar en la calle con los argentinos, ellos comentan con tristeza la farsa que se vive en el occidente de los Andes.


Nota comentario de JV a El Mostrador de hoy (vía Facebook)

Es notable como sólo parece recordarse que en Chile hay una sola opción: obedecer al gobierno y Estado, permitirles mantener la agenda del lucro como intocable y ni siquiera pensar que la represión fue la norma de este gobierno y estado represivos, acostumbrados a abusar y amenazar, torturar, cuando se necesita y asesinar a mansalva, impunemente, a un estudiante o a un mapuche (y a cuantos más les parezca...!)

Pero, esfuerzo de democratizarse del gobierno parece no ser necesario. Volver a la obediencia en este país donde la dictadura se legaliza y no se discute... Una vergüenza. No son los estudiantes quienes deben cambiar: ellos han identificado con generosidad -y enormes sacrificios personales- que enfrentaron la sordera de un gobierno de mercenarios que sólo buscaban como justificar su fuerza bruta y grosería histórica de que Chile es lo mejor del mundo: fatuos y especuladores, todos juntos, no dan el ancho de una idea democrático ni decente. Ayer miraba una marcha por el fin de las minas antiecológicas y envenenamiento de las aguas... No había un solo policía (ni normal, ni Ninja amenazante), dispuestos a intoxicar y patear a mujeres y niños que llenaban tres cuadras de una ciudad en plena temporada veraniega. Ni un gesto de golpearlos, de amenazarlos. Nada de guanacos, zorrillos ni tanquetas. Derecho a expresar sus opiniones... a pocos kilómetros de nuestras fronteras. Que no nos digan que no es posible ni que solo el lucro es lo que cuenta.

La lucha estudiantil, mapuche, de mineros, pescadores, profesores, mundo ecologista y de todos los sectores que viven en esta inequidad represiva y sin futuro no va a parar. Ponerlos en el círculo cerrado de que deben cambiar sus enfoques (no a las marchas que fueron pacíficas, ingeniosas, inteligentes y que fueron desvirtuadas con insistencia asesina por encapuchados y lumpen preparados por el Gobierno y efectuadas con matonaje inigualable por Carabineros (y PDI cuando era necesario)   Esos políticos mediocres, de corbata y sonrisa repulsiva, que no saben hablar de justicia ni de equidad... y menos de educar, no serán dejados tranquilos: todos los sectores y pueblos de Chile han decidido que tienen derecho a tener derechos. Los asesinos y matones deberán tragarse su prepotencia, y Carabineros debe ser puesto bajo control. Los generales cowboys deben salir y ser enjuiciados. Eso sería un inicio de camino hacia la democratización tan necesaria. Por ejemplo, que se prohíba golpear a los niños, torturarlos, allanar y disparar contra las casas de las comunidades Mapuche donde viven los más pobres de Chile, los más marginados y dignos, pero a quienes un gobierno arrogante y ultraderechista acusa con malicia y grosería que son incendiarios... Todo con tal de proteger a sus socios del poder económico.

Ver el cielo, el sol y las sonrisas de un pueblo vale mucho más que las de los especuladores que nos gobiernan.

Desde Argentina

José Venturelli, Pediatra
Vocero del Secretariado Europeo de la Comisión Ética Contra la Tortura - CECT-SE

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