Es obvio que el gobierno se ríe de los chilenos. Está apoyado por una
Constitución sólida: a prueba de toda modificación. Cualquier intento que se
haga por las normas "legales" no tiene salida. Aquellas "que
podrían ser si la derecha se empezara a plegar" que sugiere un senador nos
dará para esperar un par de generaciones adicionales. [Ver: http://radio.uchile.cl/noticias/121927/
]Los parlamentarios deben probar en los actos si están dispuestos a perder
granjerías y beneficios que los mantienen atados a esta vergonzosa colusión
para una dictadura perfecta... que es lo único que sucede. Cuando el Presidente
dice que va a mandar al Parlamento las discusiones, nos está diciendo: “haremos
lo que mandaría Pinochet”. “Ganar
sin discutirlo”.
La lucha por la equidad y justicia, digna e inspiradora del pueblo
Mapuche, de estudiantes, profesores, trabajadores de todos los sectores del
país, está cambiando el mapa político y el calendario, que aún sigue definido
por el dictador. Ya por casi 40
años…
Una Asamblea Constituyente es un camino importante que puede ser definitorio, si se cumple...
Pero eso, por razón alguna, saldrá de los atrincherados miembros del poder o de
los poderes Legislativo o Judicial que hacen de comparsa a este país de mentira.
La derecha y el poder económico aceptan y buscan más represión. Infundir el
miedo es más importante porque mantiene este equilibrio de injusticias, hoy
amenazado por aires libertarios y de equidad. La muerte de menores y de quienes
sea necesario no es un acto prohibitivo para el poder. Es un poder corrupto sin
otro norte que su riqueza. Sin remedio.
La necesidad de generar y fortalecer un amplio movimiento, de carácter
nacional, por la defensa de los derechos fundamentales de todos los chilenos
(incluyendo a los pueblos indígenas en sus propios términos) puede conseguirlo.
Esta va a tener que considerar un amplio proceso de desobediencia civil que
deberá llegar hasta donde le duela a este homogéneo poder económico que los
obsesiona. Porque el Estado se
debate entre mentiras, incapacidad, agendas cerradas y represión a todo nivel.
No tiene el menor concepto ni interés en una democracia, que es un proceso
incluyente y de respeto.
El pueblo ha entrado a ser partícipe de su destino. Con fuerza y
energías juveniles, con apoyos jamás soñados y sin los miedos a la inestabilidad antojadiza laboral y
amarras con la que han mantenido al país inmóvil desde la dictadura misma. No
habrá más juicios como los actuales: inmorales en toda la línea.
Los derechos humanos para todos y una justicia real, efectiva y sin
obediencia al poder como sucede ahora ya vienen. Y no será con banderas
partidistas mezquinas ya sobrepasadas. Esta lucha debe unir a los chilenos por
una verdadera opción democrática. Y eso se gesta en las luchas que vemos ahora.
El terror económico con el que tanto asustan, los chilenos ya lo han vivido. Y
el actual, de magnates que se quieren superhombres, no da para más. Las
riquezas de este país deben dirigirse al bien colectivo, a la justicia social
tan ausente que llega a dar nauseas.
El futuro no pide permiso, ni la libertad ni la justicia. Los estudiantes, la juventud, el país y los
que han sufrido esta vergüenza sostenida, tampoco… Este país ya no tendrá más
dueños: hemos alcanzado el nivel de indignados. Las amarras del terror y
represión se cortarán, sin duda, porque este sistema no da para más. Por un
país de hermanos, de democracia verdadera y no de magnates y esbirros, vamos
andando.
Dr. José Venturelli
Vocero CECT-Secretariado Europeo / 8 de septiembre del 2011
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