Tuesday, September 13, 2011

Nuevamente, Argentina indica un camino en el respeto a los Derechos Humanos

No se quiera creer, ni por un segundo, que en Argentina la violación de los derechos humanos fue parte de una "dictablanda". Nada de eso. Los crímenes fueron como los peores ni estamos en un campeonato de quien marca más goles. Tampoco la respuesta positiva se hizo de modo rápido... Pero se hace. En Chile también los derechos de todos y cada uno deben ser respetados. Siempre. Argentina cambió las leyes y atendió a la necesidad de cambiar y respetar los tratados que firmaba. Es decir, es posible. Chile los burla. Con el Presidente actual que, al momento del Golpe, viviendo en Boston, gritaba lleno de júbilo, "¡Ganamos!", no se puede esperar que actúe de modo muy diferente. (Ver el muy decidor artículo (http://www.forbes.com/sites/jameshenry/2011/09/10/the-other-september-11/ de la Revista FORBES. Sí, la misma en la que se miran los billonarios chilenos para ver en que posición están en el campeonato de multimillonarios mundiales). Por eso, es necesario aprender de que sí es posible. No aceptar, por razón ninguna, que se siga escondiendo una verdadera respuesta a una justicia para todos y en un país en que se establece la equidad, la inclusión y los derechos fundamentales como base de una nueva relación social.  Mientras todos los poderes del Estado no se la jueguen por los DDHH's, es decir, que acepten perder sus prebendas y actúen de modo democrático, no habrá salida. La desobediencia civil es el camino cuando quienes promueven la obediencia actual, en nombre de "las leyes se cumplen", son los que hacen fraudes, reprimen, mienten y crecieron a las ombra del árbol de la dictadura... La obediencia es la mentira más usada para que todo siga igual, especialmente en un país donde la intimidación objetiva con el tener  o no trabajo, la seguridad de una familia, la vida, las golpizas y la muerte siguen siendo justificados con esa obediencia malsana. Una Asamblea Constituyente genuina, efectiva es una parte del camino a recorrer.

Dr. José Venturelli, Vocero, CECT-Secretariado Europeo


Veintiséis represores frente a sus atrocidades 

(En Argentina... ¿y en Chile cuándo?

Durante un año y medio, más de 500 testigos contarán cómo fue el operativo en el que se secuestró a la hija de Chicha Mariani, cómo se torturó a los chicos de la Noche de los Lápices, qué le hicieron a Jacobo Timerman, entre otras causas emblemáticas. 
 Para texto completo:  http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-176664-2011-09-13.html






  
 Por Alejandra Dandan

Esas palabras que podían llegar a perforarles los oídos a medida que bajaban esposados de los móviles del Servicio Penitenciario Federal se potenciaron, abrumadoras, dentro de la sala, acaso acentuadas por las escenográficas formas del Teatro platense de la AMIA. Víctimas y sus victimarios se juntaron cuando todo estaba listo para comenzar un juicio histórico: el primero oral por los crímenes cometidos durante la dictadura en los centros clandestinos que integraron el llamado Circuito Camps. Pese a eso, a que todo estaba listo, algo pasó. Durante veinte minutos la sala estuvo sin los jueces del Tribunal Oral Criminal Federal 1. Como en un ritual en el que de pronto se alteran todas las rutinas, las víctimas, solas, frente a las espaldas de los acusados, soltaron lo único que tenían a mano: sus palabras. ¡Cobardessss!, gritó alguien. ¡Asesino! ¡Hijos de putaaaa!, decía la sala convertida en una única voz. ¡Abusadores! ¡Violadores! ¡Pervertidos!, seguían. Y empezaron a pronunciar el nombre mántrico de los caídos: Jorge Julio López, Adriana Calvo. “¡Pónganle esposas al segundo que se hace el rengooo!”, dijeron. “¡Contestá dónde está López!”, se oyó. Dijeron y cantaron “Como a los nazis...”. Dijeron presente por los 30 mil desaparecidos. Volvieron a cantar hasta que entonces sí, dos horas después del comienzo previsto, y mucho después de que cada uno haya ocupado su lugar, el presidente del TOCF 1 Carlos Rozanski entró a empezar con el juicio.
El proceso que comenzó en La Plata tiene las dimensiones de una megacausa. Varios tramos de seis centros clandestinos que integraron el circuito de la Jefatura de Policía bonaerense a cargo del brutal Ramón Camps confluyeron en este juicio que reunirá durante un año y medio el tránsito de más de 500 testigos, por 281 víctimas, entre las que hay menores de edad y embarazadas, en contra de 26 represores, entre los cuales están las figuras negras de la represión de la provincia.
Para más detalles, seguir texto en: http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-176664-2011-09-13.html


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