Contrasta con el carácter castigador y autoritario de un gobierno
represor e injusto.
Ayer, Héctor Llaitul, en la cárcel de Concepción y
Ramón Llanquileo, en Angol, terminaron sus huelgas de hambre en el día 76. Esta
era la tercera huelga de larga duración en menos de tres años.
Esto ocurrió ante sus familiares y la presencia de académicos,
personalidades nacionales y de miembros de la Comisión Ética Contra la Tortura de
Chile y representantes internacionales de la misma CECT y del Departamento de Derechos Humanos del Colegio Médico. Estuvo allí Patricia
Troncoso, quien fuera encarcelada por muchos años, condenada también luego de
haber sido sobreseída. Ella también hizo una larguísima huelga de hambre para
obtener derechos básicos carcelarios. Un escenario ya visto, creado por un
sistema carcelario y de justicia acostumbrado a violar los derechos Mapuche.
Al dejar la huelga de hambre, con gran madurez política ellos exigen del Estado y gobierno la responsabilidad de resolver las razones políticas de su represión. Porque todas han sido decisiones represivas políticas de este y previos gobiernos contra el pueblo Mapuche y, especialmente contra los dirigentes Mapuche. El conflicto Mapuche es obra del Estado de Chile.
Al dejar la huelga de hambre, con gran madurez política ellos exigen del Estado y gobierno la responsabilidad de resolver las razones políticas de su represión. Porque todas han sido decisiones represivas políticas de este y previos gobiernos contra el pueblo Mapuche y, especialmente contra los dirigentes Mapuche. El conflicto Mapuche es obra del Estado de Chile.
En este contexto la
Justicia, en todos sus niveles, ha actuado en forma coludida para legitimar lo
ilegítimo. La justicia debe ser respetada y no usada como justificación de
manipulación política. No olvidemos que ellos fueron condenados en los juicios
de Cañete donde la prevaricación
de jueces y del sistema fue confirmada por observadores internacionales. Pese a
esto las Cortes de Apelación y Suprema aceptaron la grave violación del Debido Proceso. En el juicio
se usaron testigos protegidos que eran delincuentes con prontuario y que habían
participado en torturas contra el pueblo mapuche; se usó una “confesión“
obtenida bajo tortura policial. La base de los hechos estaba conformada de
montajes cuando más de 100 miembros de las fuerzas policiales asaltaron el
caserío de Puerto Choque junto al lago Lleu-Lleu. Los acusan de que habrían atentado contra el Fiscal Elgueta -que estaba ileso. Sus supuestos
“asaltantes” nunca fueron habidos porque los nombres los tenían antes, de
listas de Mapuche que luchaban en forma pacífica por sus justas demandas… y ni
así se logró probarles culpabilidad. La “Corte Suprema de Chile se mostró
generosa” –por lo menos eso pretendió- e hizo “rebaja” de las condenas… Su
precio por su colusión fue aceptar condenas basadas en las aberraciones de
justicia mencionadas. Esa misma Corte aceptó como válidas la ausencia de
pruebas y el uso de montajes. Fueron juicios vergonzosos que demuestran que la
Justicia en Chile está al Servicio de los grandes poderes (en el caso concreto,
de las forestales). No han sido capaces de demostrar el sentido de justicia que
se requiere para mostrar dignidad y ética democrática.
Luego de haber perdido 26
y 18 kilos, respectivamente, los dirigentes Mapuche, Héctor Llaitul,
ilegalmente trasladado a Concepción, y Ramón Llanquileo, en Angol, y a quien se
le suspendió su derecho carcelario de salida de fin de semana (siendo un preso
de conducta impecable) sin haberlo podido llevar a la práctica, decidieron en
forma muy madura y positiva, terminar la huelga de hambre. El Traslado a Concepción
de Llaitul y la suspensión de salida de Llanquileo ocurrieron el día que el gobierno iniciaba con gran apoyo
mediático, un ataque contra su enemigo,
el pueblo Mapuche. (Día en que se comete el crimen del matrimonio
Luchsinger-McKay en Vilcún, sobre el que aún el Estado no logra mostrar
evidencias) Los dirigentes Mapuche al parar sus huelgas de hambre exigen que se
les reconozcan sus derechos carcelarios. Esto es retorno a Angol para Llaitul y
la implementación del permiso de salida de fin de semana a Llanquileo. Es lo
que legalmente les corresponde. Sobre esto, tanto Llaitul como los organismos
de Derechos Humanos y sociedad civil presentes al momento del fin de la huelga
de hambre, exigen que se estudie nuevamente el período que estuvo preso sin
condena, es decir cuatro años. Esto implica, nuevamente en forma ilegal, que se
le juzgó por Ley Anti-Terrorista pese a que esa le fue posteriormente
levantada. No hay razón legal ni moral
alguna para que sólo se hayan abonado solamente dos años de esos cuatro
efectivos de encierro carcelario. Se debe reconsiderar y abonar efectivamente todo
el tiempo de encarcelamiento pre-condena.
Los detenidos, al terminar su huelga de hambre tomaron una
decisión: no permitir que el sistema represivo
chileno terminara con sus vidas en la forma irresponsable que hemos visto. La injusticia de este Estado debe ser
denunciada y se les debe exigir reparar el daño hecho. No están dispuestos a
inmolarse por el celo de un gobierno que se esconde en un sentido autoritario y
que, por no ser obedecidos, está dispuesto a poner las vidas en peligro aún mayor
porque así les place. Es una lección, nuevamente, de dignidad a un Estado que
miente y usa su poder basado en leyes impuestas en dictadura para preservar un
poder económico que destruye el país y los derechos de todos los pueblos de
Chile. Al hacerlo, el Estado y gobierno demuestran que no desean una
Constitución justa, con equidad, porque su papel es mantener el modelo inmoral
que les legara el dictador Pinochet. Por ello el gobierno muestra a los más fieles
adictos al dictador y a quienes le brindaron pleitesía en forma pública. El
compromiso para este país sin equidad y muchos fraudes se personifica en estos
actos.
Queda el ejemplo de los líderes Mapuche y el hecho
indiscutible de haberlos condenado en forma ilegítima: sacando a Llaitul de Angol y e impidiendo a
Llanquileo un derecho carcelario aprobado. Eso fue hecho para impedir que pudiesen hacer declaración
alguna sobre lo sucedido en Vilcún. El
Gobierno y Estado quieren usar de escarnio sin siquiera probar culpabilidades y
pretenden hacer justicia sin verdaderos juicos hasta que encuentren otros
testigos protegidos. Ya hay muchos elementos que culpan a otros hechores y
cómplices… ¿Como justifica el Estado que haya huellas de balas de
ametralladoras UZI, solo usadas por Carabineros y fuerzas armadas en la casa de
la pareja asesinada de Vilcún? El culpable que tienen, un machi que no logran
conectar para nada con el crimen es un rehén de conveniencia. Y el uso de la
Ley Anti-terrorista y de la Ley de Seguridad del Estado reflejan incapacidad y la
victimización de un pueblo que se
excluye y, al mismo tiempo se usa como enemigo de conveniencia. Pero el hecho
queda: el pueblo Mapuche ha sido despojado en forma inmoral y no hay justicia
para ellos.
¿Puede el Estado, y su Gobierno, aceptar su error y reconocer
que al mantener en huelga de hambre a estos dirigentes solo parecen querer
deshacerse de ellos? Esto pasará a la historia como los tantos crímenes contra
el pueblo Mapuche que siguen impunes. Sin embargo, hoy el pueblo de Chile quiebra el círculo
vicioso del autoritarismo, de leyes y de inequidades vergonzosas. Las palabras de la parlamentaria de
Galicia, Ana Miranda Paz, al Presidente Piñera en Bruselas, seguirán resonando:
“Es una vergüenza, Sr. Presidente, lo que se le hace al pueblo Mapuche”. Un amplio grupo de parlamentarios europeos en
Chile ante la Conferencia CELA-UE lo confirmaron en una declaración y carta al
Presidente de Chile. Lo hecho persiste. Y el silencio culpable y amenazador de
un presidente-empresario-autoritario sigue en pie. También aumenta la lucha del
pueblo Mapuche y el apoyo a nivel nación e internacional por los derechos
humanos no van a ceder, aunque los ministros incapaces y anti-democráticos
traten de acusarlas de terrorismo internacional. Para este objetivo, uno de los acuerdos tomados es crear una Comisión Internacional de Observación de los Derechos Humanos del Pueblo Mapuche que debe conformarse en los meses a venir. ¿La va a criminalizar el Estado chileno?
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