Decir la verdad, ser crítico o “pagar las cuentas” se impone en la prensa... Y en el poder judicial, la identificación con el poder fáctico sigue siendo la norma para condenar al pueblo.
Interesante artículo el de Víctor Herrero (Radio UdeChile) donde revisa la forma de como la mentalidad autoritaria, es decir, la rutina del pensamiento militarizado y de obediencia absoluta (la dictadura es impune) se sigue imponiendo en Chile (“Por ahora”, nos dice Herrero, porque esto se tambalea y el pueblo dice y exige... Ver artículo original de Herrero en: http://radio.uchile.cl/2015/06/30/bachelet-y-el-triunfo-de-la-derecha )
Los prejuicios contra los marginados y excluidos, cuyos derechos simplemente no son considerados –el ejemplo histórico es el pueblo Mapuche, siempre reprimido, en todos sus grupos etarios- son el parámetro que no es alterable. Pero la mentalidad dictatorial puso al pueblo y a todos los opositores en ese mismo nivel. Todos despreciables y castigarles. La justicia clasista acepta (en realidad, impone) dobles y triples juicios contra el Mapuche hasta que termina preso (pese a que las recomendaciones internacionales legales y de la ONU indican que la cárcel no es la forma de hacerlo). Esto fue obvio con los juicios contra los Mapuches de la CAM que habían sido absueltos pero en juicios repetidos con testigos protegidos sí fueron condenas. Lo mismo antes con juicios anteriores (Juicio del abogado y miembro del Tribunal Constitucional, Agustín Figueroa) contra Nicolás Pichun, Patricia Troncoso y otros. Lo mismo se repite contra el joven Emilio Berkhoff. La Corte Suprema había rechazado el juicio basado solo en testigos protegidos y sin evidencias. Sin embargo, un nuevo juicio con el fiscal Hermosilla, de mentalidad de verdugo, ahora lo condena a 5 años... Estuve dos días en ese juicio y era un insulto a la inteligencia. Lógicamente, el abogado defensor, Jaime Pacheco, hizo una apelación de anulación de juicio que, por respeto a la justicia, debe ser aceptada por las Cortes... Pero la costumbre del atropello y el que los “indios” son desobedientes, flojos, pendencieros e ignorantes prevalece en los tribunales y eso los hace condenables. Las huelgas repetidas de hambre han desafiado a la “injusticia” y el país apoya estos desafíos. ¿Tendrán ellos justicia?
El asunto es que Emilio Berkhoff es acusado de apoyar a los Mapuche y, entonces, se retorna as formas tradicionales: si apoya al Mapuche, entonces, es un mapuche... Pero las Cortes , siguen con la mentalidad de “favorecer a patrones”. Todo esto, a pesar de muchos excelentes abogados y de que el Mapuche tiene razones y paciencia en su lucha. Curioso es , que ayer, el presidente de la Corte Suprema dijo “que van a recordar y aprender” sobre como evaluar a los sectores más marginados de nuestra tierra. ¿Promesa para adormilar, una vez más? ¿Y que se hace con el Tribunal Constitucional que está, por norma y diseño, siempre listo para razón al sistema en vigor y que no olvida su carácter clasista?
En fin, un país donde empresarios poderosos y sus lacayos se acostumbraron a la impudicia, a la corrupción y a beneficiarse SIEMPRE de todas y cada una de las situaciones socio-económicas. Los políticos se acostumbraron también a cambiar sus orientaciones y a ser incuestionables, a sentirse poderosos y sinvergüenzas: ¡y a vender el alma al diablo!. Esto nos recuerda por qué el sistema post-dictadura, con los sectores gobernantes (mayoritariamente coludidos en el poder y beneficios) se niegan a hacer una Constitución digna y genuinamente democrática. Pero la sociedad civil en forma amplia, popular, la gran mayoría y todos los pueblos indígenas, seguirán luchando porque ese es un objetivo que no se abandona y que se acerca.
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