Friday, April 6, 2012

La militarización, guerra sucia y la historia post-Pinochet son el plan de exclusión del pueblo Mapuche


EL CONTROL Y DESPOJO DE LOS PUEBLOS INDIGENAS SIGUE SIENDO
LA NORMA EN CHILE (Y EN AMERICA LATINA)… y la represión se justifica de ese modo.

Fernando Pairicán, joven historiador, contribuye con lo que ha sido esta evolución -claramente planificada con el objeto de excluir al pueblo Mapuche y de hacerlo desaparecer en tiempos modernos, desarticulado y enajenado. (http://blogs.cooperativa.cl/opinion/politica/20120403065140/no-queremos-mas-muertes/) Las cárceles y las masacres, siguen siendo usadas según sea necesario. Las cortes de "justicia" sólo hacen lo que se les pide...

Así hemos visto una "incorporación forzada", una asimilación impuesta contra el pueblo Mapuche a ser idéntico de los ciudadanos de Chile.  Ninguno de los presidentes post dictadura y anteriores, con la excepción de Allende que no tuvo el tiempo para avanzar en el tema, ha pretendido cambiar ese enfoque. Creen que "blanqueando al pueblo Mapuche" lo purifican y así, todos los chilenos demostramos que somos educados, europeos y otras barbaridades típicas de un país alienado.  El concepto actual de "pacificación" es algo distinto del usado en la "Pacificación de la Araucanía" que nos impusieran los gobiernos chilenos de la segunda mitad del siglo XIX.  Entonces lo que se buscaba (El Mercurio en 1859 ya pedía la eliminación pura y simple del mapuche en sus editoriales) era una pacificación de los cementerios. (Ver: "Las razones del Illkun / Enojo: Memoria, despojo y criminalización en el territorio mapuche de Malleco", autores Martín Correa y Eduardo Mella. Ediciones LOM) Hoy se busca el sometimiento silencioso, que se ocupen de ser lo que queremos que sean, obedientes y mano de obra barata… (además de exigirles que sean consumistas con sus miserables ingresos refrendados por los poderosos chilenos como “más que suficientes para indios u obreros chilenos”). Usaban al inicio de esta mal llamada “república” a héroes de marras como Cornelio Saavedra y eran aplaudidos por los presidentes. Entre tanto, la naciente aristocracia y colonizadores "blanqueadores" beneficiaban con el despojo del pueblo Mapuche. Si bien Saavedra fue un mercenario aventurero que intentó golpes de Estado, incluso con quien le diera de comer en la mano, fue él quien logró aplicar "su proyecto de pacificación", aprobado por el presidente José J Pérez Mascayano,  (otro de los tantos próceres que llenan los nombres de las calles de Chile, en esa tradicional alienación malinche del establecimiento político chileno. Así, siempre identificada con los poderosos la "sociedad chilena avanzaba hacia un país único donde todos seríamos iguales... (sic) Valga decir que nunca Chile ha tenido ni una verdadera independencia (los oprimidos terminaron siendo más oprimidos con esas "liberaciones") ni tampoco hemos tenido una Constitución legítima. Corto del exterminio, Chile, como poder establecido nunca dejó de excluir a los indígenas. Los esfuerzos durante Pinochet y luego en la militarización adicional de Ricardo Lagos y gobiernos posteriores, el actual de Piñera incluído, no han dejado de usar todas sus manipulaciones para despojar y eliminar al pueblo Mapuche como una nación con derechos, cultura, tierras y una visión propia.  El crimen puro y simple sería mal visto pero la eliminación del riesgo de tener un pueblo que exija y obtenga sus derechos legítimos que el mundo entero aprueba (Ver declaraciones de la ONU al respecto) Sin embargo, el intento "a la chilena" no deja de ser similar a "El indio como amenaza pública y la necesidad de su exterminio" ... porque… "los indígenas no pueden tener cultura, ya que son cerrados, analfabetos, atrasados y haraganes y encima de todo, ladrones" (ver "Análisis del discurso sobre la naturaleza del indio y su incorporación a la nación de Guatemala" 1920-2006 - Marta Casaús Arzú en Racismo y Discurso en América Latina   Ed Gedisa ISBN 978-84-9784-179-5  (2007) 

Las agresiones permanentes que vemos hoy día, donde se benefician las forestales, las plantas de celulosa, los empresarios oportunistas y toda esa ralea de mala calaña de "administradores" de este país siguen asegurando que, por las armas, seguirá sometiendo al mapuche. A la buena o a la mala. Cuando se refieren al mapuche histórico, en tiempos de los españoles, hablan del héroe, indomable y valiente… pero cuando se refieren a ese mismo pueblo que hoy quieren sometido, por el hecho de entender que sí tiene derechos y lucha por ellos, los llaman bandidos, terroristas y cobardes”. Y la justicia no actúa de modo distinto. Los juicios de hoy no son diferentes: cumplen con el fin de tener marginados, "cautelados", a los luchadores, con un Ministerio Público bien aceitado y las fuerzas represivas serviles, activas, arrogantes y eficientes en su violencia insensata, como debe de ser. Y así todo sigue seguro.  Las migajas que se puedan ofrecer a cambio de aceptar los palos y las estafas, no logarn desviar la vista del derecho a tener un país decente y justo... para todos.

Por eso es muy importante la denuncia constante en la defensa de los derechos del pueblo mapuche como parte de la defensa de los derechos de todos los sectores y pueblos de Chile. La única unidad real que vemos, por ahora coherente y fuerte, es la de los explotadores y de los afortunados y sus obedientes grupos coludidos con el poder. Cuando Carabineros "protege" a las caravanas de camiones de las forestales que pasan por los caminos entre las comunidades mapuche, o asesina a un joven en huelga como Rodrigo Cisternas (2007) o a un menor, estudiante, en Santiago (Manuel Gutiérrez 2011) o muchos comuneros mapuche y se asegura la impunidad total, vemos un instrumento que se pretende de todos los chilenos: "la ley es igual para todos" dicen los secretarios de gobierno. Que lo diga un tal Vidal, una Toha o Von Baer o Chadwick, a pesar de tener matices diferentes, todos se han identificado en esa marginación, persecución y defensa del poder socio-económico para unos pocos. No deja de ser importante incluir acá la eterna dependencia de los capitales extranjeros que están abiertos o escondidos, incluso, en las empresas chilenas. Las riquezas de este país es limitada, lo sabemos. Por ello, cuando se habla de una nueva Constitución saltan los gritos patrioteros, los que se preparan para hacer una nueva... por los mismos que se beneficiaron ayer y lo hacen hoy en día. El detalle de la violencia contra los más diversos sectores, el uso de la tortura y abuso contra los estudiantes de enseñanza media o universitaria, los pescadores, mineros, pobladores, profesores, trabajadores con salarios de miseria en esta sociedad consumista lo podemos ver en las ganancias abusivas de las AFP's, de las Isapres y de los sectores de la minería, energía, bancos y otros que pudren la faz de nuestro país.

Los muertos que hoy vemos corresponden a la versión actualizada de los mismos intentos de siempre. Por ello los trabajadores y diversos sectores de la sociedad civil deben y pueden mostrar una unidad transversal que, de modo creciente, avanza al país a transformarse en una sociedad solidaria, fraternal que respete el presente y el futuro de las sociedades de este país pretencioso que no deja de ser aún del fin del mundo. La cobardía política es casi un arte. No es realmente un arte porque el oportunismo y la especulación huelen a podrido y no convencen a nadie. Los elegidos con las leyes del dictador deben entender que ellos mismos son inmorales si siguen pretendiendo que "esta vez sí que avanzaremos otro poquito". ¿Y hasta cuando seguiremos viendo el aumento de la inequidad y, junto a ellas las carreras de quienes creen que sus fortunas bien valen la pena?

El pueblo Mapuche, los estudiantes, los luchadores de Aysén, de Magallanes y los que vienen han ido aprendiendo y el esquema actual se desmorona. La historia no se congela como pretenden los chilenos pretenciosos y petulantes. Y está cambiando. En un país donde el fraude, el abuso, la discriminación y la represión se establecen como la norma se hace lícito y necesario que las leyes injustas e ilegítimas sean enfrentadas con la desobediencia civil.  Ese tiempo está con nosotros: los jóvenes y hasta ahora condenados de la tierra”, lo han entendido así. 


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