EL
CONTROL Y DESPOJO DE LOS PUEBLOS INDIGENAS SIGUE SIENDO
LA
NORMA EN CHILE (Y EN AMERICA LATINA)… y la represión se justifica de ese modo.
Fernando
Pairicán, joven historiador, contribuye con lo que ha sido esta evolución
-claramente planificada con el objeto de excluir al pueblo Mapuche y de hacerlo
desaparecer en tiempos modernos, desarticulado y enajenado. (http://blogs.cooperativa.cl/opinion/politica/20120403065140/no-queremos-mas-muertes/) Las cárceles y las
masacres, siguen siendo usadas según sea necesario. Las cortes de "justicia" sólo hacen lo que se les pide...
Así
hemos visto una "incorporación forzada", una asimilación impuesta
contra el pueblo Mapuche a ser idéntico de los ciudadanos de Chile.
Ninguno de los presidentes post dictadura y anteriores, con la excepción
de Allende que no tuvo el tiempo para avanzar en el tema, ha pretendido cambiar
ese enfoque. Creen que "blanqueando al pueblo Mapuche" lo purifican y
así, todos los chilenos demostramos que somos educados, europeos y otras
barbaridades típicas de un país alienado. El concepto actual de
"pacificación" es algo distinto del usado en la "Pacificación de
la Araucanía" que nos impusieran los gobiernos chilenos de la segunda
mitad del siglo XIX. Entonces lo que se buscaba (El Mercurio en 1859 ya
pedía la eliminación pura y simple del mapuche en sus editoriales) era una
pacificación de los cementerios. (Ver: "Las razones del Illkun / Enojo: Memoria, despojo y criminalización en el territorio mapuche de Malleco", autores Martín Correa y Eduardo Mella. Ediciones LOM) Hoy se busca el sometimiento silencioso, que
se ocupen de ser lo que queremos que sean, obedientes y mano de obra barata…
(además de exigirles que sean consumistas con sus miserables ingresos
refrendados por los poderosos chilenos como “más que suficientes para indios u
obreros chilenos”). Usaban al inicio de esta mal llamada “república” a héroes
de marras como Cornelio Saavedra y eran aplaudidos por los presidentes. Entre
tanto, la naciente aristocracia y colonizadores "blanqueadores"
beneficiaban con el despojo del pueblo Mapuche. Si bien Saavedra fue un
mercenario aventurero que intentó golpes de Estado, incluso con quien le diera
de comer en la mano, fue él quien logró aplicar "su proyecto de pacificación", aprobado
por el presidente José J Pérez Mascayano, (otro de los tantos
próceres que llenan los nombres de las calles de Chile, en esa tradicional
alienación malinche del establecimiento político chileno. Así,
siempre identificada con los poderosos la "sociedad chilena avanzaba hacia
un país único donde todos seríamos iguales... (sic) Valga decir que nunca Chile
ha tenido ni una verdadera independencia (los oprimidos terminaron siendo más
oprimidos con esas "liberaciones") ni tampoco hemos tenido una
Constitución legítima. Corto del exterminio, Chile, como poder establecido
nunca dejó de excluir a los indígenas. Los esfuerzos durante Pinochet y luego
en la militarización adicional de Ricardo Lagos y gobiernos posteriores, el
actual de Piñera incluído, no han dejado de usar todas sus manipulaciones para
despojar y eliminar al pueblo Mapuche como una nación con derechos, cultura,
tierras y una visión propia. El crimen puro y simple sería mal visto pero
la eliminación del riesgo de tener un pueblo que exija y obtenga sus derechos
legítimos que el mundo entero aprueba (Ver declaraciones de la ONU al respecto)
Sin embargo, el intento "a la chilena" no deja de ser similar a
"El indio como amenaza pública y la necesidad de su exterminio" ...
porque… "los indígenas no pueden tener cultura, ya que son cerrados,
analfabetos, atrasados y haraganes y encima de todo, ladrones" (ver "Análisis del discurso sobre la naturaleza del
indio y su incorporación a la nación de Guatemala" 1920-2006 - Marta
Casaús Arzú en Racismo y Discurso en América Latina Ed Gedisa ISBN
978-84-9784-179-5 (2007)
Las
agresiones permanentes que vemos hoy día, donde se benefician las forestales,
las plantas de celulosa, los empresarios oportunistas y toda esa ralea de
mala calaña de "administradores" de este país siguen asegurando
que, por las armas, seguirá sometiendo al mapuche. A la buena o a la mala. Cuando
se refieren al mapuche histórico, en tiempos de los españoles, hablan del
héroe, indomable y valiente… pero cuando se refieren a ese mismo pueblo que hoy
quieren sometido, por el hecho de entender que sí tiene derechos y lucha por
ellos, los llaman bandidos, terroristas y cobardes”. Y la justicia no actúa de
modo distinto. Los juicios de hoy no son diferentes: cumplen con el fin de
tener marginados, "cautelados", a los luchadores, con un Ministerio
Público bien aceitado y las fuerzas represivas serviles, activas, arrogantes y
eficientes en su violencia insensata, como debe de ser. Y así todo sigue
seguro. Las migajas que se puedan ofrecer a cambio de aceptar los palos y
las estafas, no logarn desviar la vista del derecho a tener un país decente y
justo... para todos.
Por
eso es muy importante la denuncia constante en la defensa de los derechos del
pueblo mapuche como parte de la defensa de los derechos de todos los sectores y
pueblos de Chile. La única unidad real que vemos, por ahora coherente y fuerte,
es la de los explotadores y de los afortunados y sus obedientes grupos
coludidos con el poder. Cuando Carabineros "protege" a las caravanas
de camiones de las forestales que pasan por los caminos entre las comunidades
mapuche, o asesina a un joven en huelga como Rodrigo Cisternas (2007) o a un
menor, estudiante, en Santiago (Manuel Gutiérrez 2011) o muchos comuneros
mapuche y se asegura la impunidad total, vemos un instrumento que se pretende
de todos los chilenos: "la ley es igual para todos" dicen los
secretarios de gobierno. Que lo diga un tal Vidal, una Toha o Von Baer o
Chadwick, a pesar de tener matices diferentes, todos se han identificado en esa
marginación, persecución y defensa del poder socio-económico para unos pocos.
No deja de ser importante incluir acá la eterna dependencia de los capitales
extranjeros que están abiertos o escondidos, incluso, en las empresas chilenas.
Las riquezas de este país es limitada, lo sabemos. Por ello, cuando se habla de
una nueva Constitución saltan los gritos patrioteros, los que se preparan para
hacer una nueva... por los mismos que se beneficiaron ayer y lo hacen hoy en
día. El detalle de la violencia contra los más diversos sectores, el uso de la
tortura y abuso contra los estudiantes de enseñanza media o universitaria, los
pescadores, mineros, pobladores, profesores, trabajadores con salarios de
miseria en esta sociedad consumista lo podemos ver en las ganancias abusivas de
las AFP's, de las Isapres y de los sectores de la minería, energía, bancos y
otros que pudren la faz de nuestro país.
Los
muertos que hoy vemos corresponden a la versión actualizada de los mismos
intentos de siempre. Por ello los trabajadores y diversos sectores de la
sociedad civil deben y pueden mostrar una unidad transversal que, de modo
creciente, avanza al país a transformarse en una sociedad solidaria, fraternal
que respete el presente y el futuro de las sociedades de este país pretencioso
que no deja de ser aún del fin del mundo. La cobardía política es casi un arte.
No es realmente un arte porque el oportunismo y la especulación huelen a
podrido y no convencen a nadie. Los elegidos con las leyes del dictador deben
entender que ellos mismos son inmorales si siguen pretendiendo que "esta
vez sí que avanzaremos otro poquito". ¿Y hasta cuando seguiremos viendo el
aumento de la inequidad y, junto a ellas las carreras de quienes creen que sus
fortunas bien valen la pena?
El
pueblo Mapuche, los estudiantes, los luchadores de Aysén, de Magallanes y los
que vienen han ido aprendiendo y el esquema actual se desmorona. La historia no
se congela como pretenden los chilenos pretenciosos y petulantes. Y está
cambiando. En un país donde el fraude, el abuso, la discriminación y la
represión se establecen como la norma se hace lícito y necesario que las leyes
injustas e ilegítimas sean enfrentadas con la desobediencia civil. Ese tiempo está con nosotros: los
jóvenes y hasta ahora condenados de la tierra”, lo han entendido así.
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