Un artículo reciente en La
Nación de Chile (http://blog.lanacion.cl/2013/07/09/de-quien-son-los-abstencionistas/
) se juega en el no definirse. Parece más bien confusión... ¿o qué?
No es tan simple decir que los “abstencionistas
no son de uno ni de otro”: o “son de nadie”. Son una opinión importante,
mayoritaria, que se debe respetar. Al punto de desarmar la estructura pseudo
democrática con las que nos amarran. La esencia es que el pueblo de Chile, -los
que rechazan el sistema electoral y sus leyes- en sus diversos sectores, los
pueblos indígenas y la sociedad civil que juntos determinarán unos 13 millones
de votantes, solo se expresaron en forma mínima en las Municipales (La
"alcaldesa de Santiago" recibió sólo un 12.5% del total potencial de
votantes... ¿Dónde está su autoridad moral para ejercer? O… ¿en que medida ha
impedido la represión contra los estudiantes secundarios y universitarios?
Las Primarias, esas
elecciones pseudo democráticas de este circo chilensis (que fueron asesinadas
en la cuna como proyecto inicial y dan
vergüenza ajena) sólo tuvieron un 27% del total potencial de votantes (nada
diferente de “la Mayoría” de Piñera (28,6%) con la que se ha pretendido
democráticamente elegido. Con esa “mayoría pretende ser reconocido como
demócrata y, de pasada, se permite vender el país entero, aumentar las leyes
represivas para impedir las demandas por los derechos fundamentales, insultar a
los pueblos orginarios como el dictador y todos los presidentes post dictadura.
No puede, ni nunca podrá, querer reconocer que fue elegido mediante el fiasco
de las elecciones binominales y de una Constitución de pacotilla dictatorial,
represiva y especuladora. ¿Y esto es lo que quieren repetir? ¿A quien le va a
servir? Este razonamiento es también válido para la ex-presidenta Bachelet que
habla ahora, electoralmente, un poquito más (Asamblea Constituyente “en la
medida de lo posible” y que nada dice de la represión ni de los pasos que el país
exige)
Pero no podemos jugar con
los términos: el más amplio sector del pueblo chileno, de los pueblos indígenas
y de la sociedad civil han indicado la urgencia de terminar con la binominal
–por ser una estafa- y de la Constitución –que es otra estafa del dictador y
que ha sido apoyada por los partidos de derecha y centro derecha (ninguno puede
llamarse de izquierda aunque entre los parlamentarios hay personas honradas
pero que, para confirmarse como tales, deben reconocer que sus funciones no han
cambiado la realidad del sueño pinochetista ni cambiarán nada. No han creado democracia. Nada. Somos un país donde la inequidad aumenta... porque los fraudes, abusos y magnates aumentan su riqueza. Ninguno de los candidatos "oficiales" se ha referido a la falta de representatividad del sistema. Quienes buscan el cambio real, definido para avanzar a la democracia deben establecer los caminos en forma clara, inequívoca y que no se vaya a dejar a la improvisación del sistema actual y nos "mamamos" otros 24 años más.
La mayoría de Chile lucha por
sus derechos y no quiere más de estos partidos corruptos. Ha pedido educación
gratuita, de calidad y con una insistencia que solo un gobierno como el actual
(y los anteriores también lo hicieron igual) Lo mismo sucede con la salud, el
agua, el mar, la energía, los servicios, los salarios… Esta sociedad civil
claramente RECHAZA al Estado actual. Y eso es importante. Eso es una
definición. Por ello, veremos como se respeta el principio democrático cuando
los votantes indiquen que no se le tiene confianza al sistema actual. El que
esté a la cabeza del sistema electoral el General Cheire, que participó en la
Caravana de la Muerte, no deja de ser inquietante: demuestra que la amenaza de
los golpistas persiste. También que un “sostenedor” de un colegio (Pedro
Fernández Dittus, - nominado en el gobierno Bachelet- criminal confeso del
asesinato de Rodrigo Rojas de Negri y del intento fallido de asesinato de
Carmen Gloria Quintana) siga en “su cargo”, no es signo de respeto a los
pueblos de este país. Ni a la educación. Y si no, escuchen a Piñera, a los
Luksic, Paulmann, Matte, Angelini y otros pocos magnates que azuzan a los
políticos golpistas que se mueven en la politiquería actual. No votar y rechazar este sistema de
mentiras, robos y represión es un derecho. Bajarle su valor es una artimaña
para pretender ignorarlo. Es un URGENCIA SOCIAL para impedir mayores
violaciones que se dejan caer cuando se habla de cambios reales. ¡Cuidado!
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