La pretensión de un "estado de derecho, democrático y perfecto" no se demuestra en Chile donde nada es lo que se dice ser. Las elecciones son como su constitución: no resuelven los problemas del país y, su persistencia en el estado actual, esconden la represión.
LA NOTICIA del Diario
Electrónico de Radio Universidad de Chile http://radio.uchile.cl/noticias/177210/comment-page-1/#comment-112073 sobre persistencia
de la represión desembozada y arrogante contra las comunidades mapuche no es
nada nuevo: mantienen la postura del Presidente. Recordemos que, claramente,
dos semanas atrás, en su típica ignorancia testaruda (que no es ignorancia real
sino la defensa de sus intereses personales) confirmaba su sentir de que frente
al pueblo Mapuche es "lícito" aplicarle métodos brutales, racistas y
que los criminalizan a diario. Digamos también que, él presidente mismo, tiene
conflictos de interés que explican su actuar. Represión hasta que duela... castigo permanente a los
"desobedientes". Autoritarismo de bandidos políticos ha sido la
norma. Y los que la aplican siguen protegidos por la ridículamente llamada
"Justicia Militar".
El que sigan con su
violencia y "guerra sucia", hoy en Temucuicui, hace unos días en
Wente Winkul Mapu, mañana en otro sector, con cárceles inhumanas, tribunales
viciados y aplicación de la Ley anti-terrorista, tortura de menores y
comunidades es lo esperable de ellos: esa es la receta que heredaron desde
Pinochet. Ahora, lo más impresionante, es que el sistema de ellos les hace
agua... La Corte Suprema, que ha funcionado como aliado del Poder
socio-económico, sin embargo, indicó en estos casos que los juicios contra los
condenados eran inmorales, sin evidencias y manipulados (que es la base que el
Presidente quería bendecir con sus dichos de marras). La Corte, cuando tiembla
el poder socio-económico y los poderes del Estado no pueden seguir tan
tranquilos abusando, también se le desordenan sus filas. Y eso significa que
los planes de Pinochet y las colusiones que le siguieron no han cambiado pero
non eternas. Pero no serán estos bandidos los que hagan cambiar la decisión de
luchar por sus derechos de los pueblos originales. El mensaje de la Corte
Suprema, -que no es tan suprema- ha sido de que no se puede seguir con tanta
arrogancia ni impunidad. Hay un pueblo que les enseña (¡nos enseña!) a que las
luchas por los derechos no terminan nunca...
Las elecciones municipales
mostraron que el país entero desprecia y rechaza el sistema político, social,
económico y administrativo que sigue dominando. Los elegidos, por mucho que
hayan sido "triunfos" que permiten sentirnos menos cómplices
(Santiago, Providencia, Ñuñoa, Concepción, Los Ángeles) deben tener en claro
que con un 60% nacional de abstención no han ganado mucho. Los nuevos elegidos
tienen que entender “que si no se portan bien", serán sacados con viento
fresco. La abstención en Temuco
fue de 82% en las mesas nuevas... Así, el Triunfo del apitutado Becker no vale
mucho... ni los triunfos de otros apernados. No podemos esperar que una
ex-Vocera de gobierno, que justificaba desde su trono anterior que la represión
contra los mapuche" era justicia", diciendo que "la ley era igual
para todos" vaya a cambiar mucho. Ahora que sale elegida alcaldesa ¿irá a
cambiar su visión del mundo? Cambió de pega, seguro,... pero ella tiene cambiar
de piel y de pensamiento. Es decir, demostrar de que sí es democrática. Es
curioso que en su comentario de "triunfo" dijera que "la (ex)
Presidenta la había llamado para felicitarla y que en las próximas elecciones
(imagino que se refiere a las presidenciales) ganaremos con ella"... ¿Para
hacer qué...? ¿Lo mismo de antes? ¡La abstención es un arma política que no se
va a ir tan fácilmente! Llegó para quedarse, hasta que los descaros terminen y
los derechos sean respetados sin excepciones. Curiosamente, el pueblo mapuche nunca le ha dado valor al sistema electoral: nada bueno salía de allí para hacerle justicia. Los que habiendo sido elegidos tenían interés en cambiar los determinantes de las injusticias no podían, los tramitaban el resto, le ponían impedimentos y nada significativo pasaba. Y es así como funciona el Parlamento hoy...
El voto indica que en Chile
se quiere una Asamblea Constituyente, que facilitará una justicia verdadera,
para todos y cada uno, sin fraudes económicos y represión promovida y tolerada
desde la misma constitución actual.
En ese contexto, los pueblos de Chile podrán establecer sus normas,
negociar su futuro, los derechos que les permita tomar sus decisiones. Los
estudiantes secundarios la vieron clara: eligiendo o re-eligiendo municipios
coludidos con las leyes educacionales de Pinochet, que se han refocilado
durante más de veinte años con una educación infame, centrada en el lucro y con
una amplia mayoría de concejales y alcaldes que profitaban ellos mismos, no
había nada como para sentir "la atracción de las urnas". Los que
fueron a desensillar bandidos, los respeto, pero hay más que hacer. Hay que
enterrar la dictadura y su herencia: un paso importante es llegar a una Asamblea
Constituyente.
Por todo esto, la represión
actual...NO ES NUEVA y dependerá de todos nosotros el derrotarla, impedirla y
construir un país que deje el espacio para libertad y justicia. ¡A la represión
y tortura NUNCA MÁS! Las elecciones, mientras sean parte responsable del problema mayor de Chile, estructuradas como lo hizo el dictador, no deben ser la forma central y, menos aún, la única participar en la solución de los derechos de nuestros pueblos.
Y esta tarea es de todos…
que no traten de hacernos creer que los que están en tronos “por haber sido
elegidos” tienen derechos superiores y pueden pretender hacer una nueva
constitución que ellos sometan al pueblo. Las elecciones van a desescalonar a muchos…
¡Por ningún motivo se debe dejar que la forma y principios de una sociedad
justa y democrática se vaya a hacer con la estructura y principios de decisión
dejadas por el tirano… precisamente dejados para que nada cambie! Hay un nuevo
carro de la historia que se va moviendo y ese no va a parar. Mucho menos a ser
desviado por los que en dos décadas nada han hecho para que eso suceda. La
sociedad civil de todo el país y los que nos han despertado de esta
desesperanza tienen la palabra.
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