La apertura de los archivos del papel de la dictadura criminal chilena debe ser seguido por la acción de reparar y establecer una justicia verdadera, sin pactos de silencio ni de colusión.
http://www.uchile.cl/portal/extension-y-cultura/vicerrectoria-de-extension-y-comunicaciones/catedra-de-derechos-humanos/120687/declaracion-sobre-la-apertura-de-archivos-de-la-intervencion-militar
Felicitemos a la Universidad por este hecho... pero debemos llevar la justicia, la equidad, la reparación y la fraternidad a materializarse. No debe quedar un solo asesino de lesa humanidad ni fortunas hechas bajo la protección del dictador ni de su "Constitución inmoral"
La historia en Chile, en forma repetida, ha buscado esconder las verdades. El hecho que se publique y se abran los archivos es una buena cosa. Lo terrible de la historia es que no solo se debe saber, como dice la declaración, sino que se debe hacer justicia. Eso implica que se juzgue a los que planificaron, ejecutaron y escondieron la mano en los miles de crímenes y desfalcos que han sucedido. También, el que se repare más allá del siniestro pretexto para no hacer ni lo mínimo - me refiero "al hacer justicia en la medida de lo posible"- que permitió que la tortura, la represión, la inequidad, la pobreza impuesta, la exclusión y el despojo se mantuvieran y que hoy, el gobierno, "con la mano que no le tiembla" al arrogante y despreciable Ministro del Interior, Jorge Burgos, siga comprando material represivo, vehículos blindados, etc. La incapacidad de hacer justicia y establecer salarios dignos caracteriza al gobierno actual y anteriores. Son los gobiernos de la colusión y del engaño permanente en los que el lucro se enseñoreó convirtiendo a muchos en estafadores, "en herederos de robos hecho por el dictador" y entregados a inmorales como Julio Ponce Lerou. Este delincuente enriquecido por el tirano debe ser juzgado ante los ojos del país y de una Constitución respetable y digna. Con él, tantos de su socios y protectores desde la prensa de la mentira y el lucro.
Finalmente, mientras las autoridades no cumplan lo prometido al final de la dictadura misma, es decir, establecer una Asamblea Constituyente que promulgue una Constitución de verdad y no la farsa pinochetista que los gobiernos post dictador siguen adorando y para la que exigen obediencia total. La desobediencia es una necesidad que se ha llevado en todos los lugares del mundo donde se violaron los derechos de los pueblos. Desobedecer, no aceptar seguir eligiendo gobiernos de colaboracionistas porque solo cuidan de los intereses del 1%, es la norma. Sin embargo, el parlamento que se ha vendido, continúa con sus leyes de aumentar la represión.
Que la declaración, desde la Universidad -que debe ser crítica en forma absoluta y incansable- permita que sí se abran las Alamedas por donde nuestro pueblo, juventud, pueblos originarios todos, mujeres, ancianos, trabajadores de todos los sectores puedan pasar hacia la justicia y la libertad. No permitirlo es una traición histórica. Ya no más estas vergonzosas acciones de juramentos de protección de asesinos que todos los organismos de las fuerzas armadas y policía mantienen. Que los delincuentes y estafadores que dirigen el país y acumulan riquezas vergonzosas sean juzgados y condenados según proceda... Por una justicia real y no de colusión como hoy, salvo excepciones menores, abrir los caminos de la libertad y justicia se hace tarea urgente. Reparar la cara del país: ya no más homenajes ni estatuas para criminales como Pinochet en ningún rincón del país.
Construir Memoria Histórica implica mostrar abiertamente y juzgar a los asesinos del puebloTambién "dar vuelta la tortilla" y recuperar las riquezas para asegurar los derechos humanos y sociales de nuestro pueblo. Los desfalcos y estafas, el FUT (Fondo (inmoral) de Unidades Tributarias (http://ciperchile.cl/2013/07/19/por-que-debe-eliminarse-el-fut/), que permiten hacer crecer en forma escandalosa las fortunas de los pirañas y magnates chilenos deben terminarse. Eso será hacer justicia y devolver la equidad a nuestro pueblo. No hacerlo es no rectificar las razones que justificaron los asesinatos y corrupción de ya 43 años. Queremos un país hermano, de todos y justo.
Para eso hay que llamar a los delincuentes por su nombre. y a las víctimas respetarlas y repararles los daños que la Constitución y gobernantes han permitido y protegen.