Hemos
visto como, por todos lados, y gracias a que crece el número des descontentos y
que le perdieron el miedo al miedo que tanto se impuso, así como a los
beneficios que se entregaban a tantos traidores. Los "informadores"
que la CNI tenía entre miembros de otros sectores y partidos no es sorpresa.
Tampoco lo es el que existan verdaderos terroristas y provocadores pagados por
las fuerzas represivas en medio del pueblo Mapuche. Una vez que se ha
sabido de que la carta principal de acusación contra un werken Mapuche, Daniel
Melinao, era un encapuchado, pagado por Carabineros y que hizo incendios y
disparaba en esos actos pre-fabricados, no es posible aceptar que este
"nuevo gobierno" sea "justo" cuando no hace nada porque se
haga verdadera justicia. Porque este gobierno viene con paja molida de su
previa existencia, no podemos aceptar que se haga el sordo ni use sonrisitas
majaderas seudo-bondadosas. Ahora este nuevo deja que imponga otro juicio por
orden del ex-gobierno Piñera-Chadwick, que de limpios y justicieros nada
pudieron demostrar. Y no olvidemos que no hubo ni una sola evidencia ni
medianamente respetable: todo se basó en testigos protegidos -varios coimeados
con dinero o con "recortes" a sus condenas por delitos comunes. "La ley, en Chile, no es justa ni
igual para todos". por mucho que lo repitan gobernantes y secretarios de
gobierno. No mientras no tengamos una Constitución genuina y verdadera. Ni este
ni ningún otro gobierno puede insistir que “hay que esperar para cambiarlo todo”.
Un país justo, con equidad y
respeto por los derechos humanos no se hace sobre una base constitucional que
sigue siendo inmoral.
No
todo lo que parece ser, es... Como, con frecuencia, lo que no es, bien puede
ser su opuesto. Uno de los graves problemas
creados por la dictadura y su secuela de inmoralidades fue la capacidad de
corrupción que generaba.
La
historia de nuestro país y las traiciones a nuestros pueblos han sido
programadas de la corrupción que conocemos... y que muchos hacen lo imposible
por ignorar y que siga ignorado. La represión es una enfermedad que quienes se
hacen sus cómplices, no pueden pretenderse respetables ni exigir silencio en
nombre de una "paz y tranquilidad" que la gozan unos pocos.
Las
historias que siguen apareciendo son parte de una triste e
indignante historia. Mientras no se haga justicia y se mire la realidad y
respeten los derechos de todos y cada, no podrá este país resolver las crisis
de injusticia social, de inequidad y de inmoralidad institucionalizada y
contubernio. Cuando un altísimo dirigente del partido más fuerte de la derecha
y defensor del dictador y de sus crímenes hace declaraciones de que Chile ha
sido excelente y que debemos impedir "que esto cambie" -me refiero a
Jovino Novoa, pero podría caerle el sayo a muchos- quedarse callado es
oportunismo y no una hazaña más. (Por
eso me gustan los comentarios de Juan Pablo Cárdenas en Radio Universidad de
Chile: no deja bandido sin su responsabilidad escondida) Una Constitución debe
ser hecha en forma honrada para que sea justa. No puede dársele la
responsabilidad a quienes han sido, de una forma o de otra, promotores del
sistema o comprados por éste. Sin democracia no hay leyes que
puedan ser consideradas respetables. Ninguna forma de protección puede tener un
sistema, -el que sigue en pié- que ha encubierto a criminales y facilitado
fraudes y negociados que destruyen el medio ambiente y el futuro de las grandes
mayorías. La verdad y la justicia no son conceptos relativos, "en la
medida de lo posible", y quienes la propongan y defiendan de ese modo es
porque están profundamente equivocados o, alternativamente, pueden ser parte
del problema y no, necesariamente, de la solución. Salarios respetables para un pueblo respetable y no esta estafa social que no lo permite y que mantiene a un pueblo sin poder efectivamente sindicalizarse.
Ejemplos
como estos actos de larga duración de violación de derechos fundamentales deben
ser considerados en sus detalles y formas de juzgarlos por una Asamblea
Constituyente. Ningún jefe de Estado puede pretender actuar en forma aceptable
si se rige por códigos que permiten prolongar las injusticias en contra de
quienes fueron reprimidos y, al mismo tiempo, mantienen los beneficios
obtenidos en forma ilegítima para unos pocos. La huelga de hambre de los presos
Mapuche y la mantención del cobre en manos privadas o
el silencio ante las grandes fortunas que manejan la represión no son actos
"inteligentes" en política: son actos de complicidad con un
Chile que debe terminar.
A quien le venga el sayo, que se lo coloque.
José Venturelli,
Desde Canadá
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