Naciones Unidas vuelve a insistir en la ausencia de justicia e inequidad existente en Chile
Continúa la denuncia y rechazo de la actitud
del gobierno chileno frente a las repetidas quejas de los miembros de Naciones
Unidas en el Examen Permanente Universal - EPU- por lo que son las violaciones de los
derechos humanos en Chile. Ana Piquer, Directora en Chile de Amnistía
Internacional en su comentario en El Mostrador coincide con muchos otros de los
representantes de los países que han, nuevamente, condenado a Chile por su
persistente actitud de desconocer las múltiples áreas de violación a los
pueblos y grupos humanos de Chile. (http://www.elmostrador.cl/opinion/2014/01/31/las-cuentas-de-chile-en-derechos-humanos-a-no-cerrar-puertas/?fb_comment_id=fbc_204140346447816_324719_205059786355872 )
En el terreno judicial, especialmente con la criminalización de
los derechos del pueblo Mapuche, denuncian en Ginebra que el Estado sigue con
la fabricación de "pruebas" y el uso de testigos pagados y sin
rostro, permitidos por la Ley Anti-Terrorista que todos los relatores de
Naciones Unidas han condenado y exigido sea derogada. El juicio que se inicia
mañana en Temuco contra el Machi Celestino Córdova es un ejemplo de esta caracterización.
Hay una completa violación del debido derecho Penal. Sus acciones concretas, en
lo que se refiere a la represión del conjunto del pueblo Mapuche, se reflejan
en el haber preparado un "verano caliente", de represión creciente y
de un aumento de las fuerzas especiales que transforman el mundo Mapuche en un
campo de guerra sucia. Así, son todos los miembros de las comunidades Mapuche:
desde niños a ancianos, en la vida productiva, en la tenencia de la tierra, en
el acceso al agua, a la salud o a la calidad de su educación. Las provocaciones
como los incendios de los pocos bosques nativos que existen (pese a la
"mano libre" que le han dejado a las forestales para entrar a los
campos Mapuche y luego clamar que son los Mapuche quienes han quemado sus
campos... Una vergüenza en la que el criminal corre detrás del juez. Y la
justicia, sin embargo, es al revés, muchos son los jueces que se enredan
defendiendo los intereses de las forestales y condenan, sin evidencias, a los líderes
Mapuche. Las autoridades no han tenido interés en dar una respuesta de justicia
ante las denuncias hechas por las comunidades Mapuche. El ministro del interior
actual, Andrés Chadwick (y los anteriores) solo tienen palabras para reprimir y
utilizar los dramas que ocurren por falta de madurez política y de un sentido
de justicia, totalmente sesgado para sus objetivos políticos.
Cuando se trata de los derechos de la mujer, en lo que se
refiere a muchos campos -y no solo en el de sus derechos reproductivos en los
que se las criminaliza en torno al derecho a decidir sobre su cuerpo por
decisiones políticas de los gobiernos que controlan al país- ellas siguen en
situaciones de bajos salarios, de violencia, de desprotección ante el
femicidio. Se les impone un mundo que es impide avanzar la causa de sus hijos,
de su educación, de protección ante la violencia policial. Tampoco la salud es
respetada porque las normas en la salud han seguido aumentando la preferencia
de la privatización y aumento de los costos para los sectores más pobres que
sufren de esta enorme falta de equidad.
El gobierno que ya llega deberá pasar el examen ahora, no en
cuatro años sino ahora. Terminar con la Ley Anti-Terrorista y poner el derecho
de la sociedad civil, de las mujeres ha decidir sobre sus vidas, y establecer
claras normas de respeto a los derechos humanos del pueblo Mapuche y de la
sociedad civil en múltiples aspectos...
Problemas de la educación, del agua, de la minería y de la
obtención de los recursos para que la equidad y justicia social pueda ser una
realidad van a requerir políticas avanzadas, eficientes, en el control de los
recursos nacionales para todo el pueblo. Son necesarias, de modo urgente,
nuevas leyes de re-nacionalización de las riquezas mineras, del agua, de las
minas, de la protección del futuro mediante la protección del medio ambiente.
No es aceptable seguir bloqueando los cambios que el país requiere. Ya no es
aceptable "más de lo mismo": que nada cambie. Es decir, lo que han
sido las tónicas que hemos visto en todos los gobiernos de la Concertación y
del gobierno de Piñera (y que algunos llaman "el mejor gobierno de la
Concertación").
Para garantizar que el país se democratiza es necesario perder
la actitud de criminalizar cualquier gesto importante de, precisamente,
democratizar al país. Integralmente. Eso implica una nueva constitución hecha,
por supuesto, en forma democrática y no usando un Parlamento constituido en
forma binominal y con las reglas dejadas amarradas por el dictador. La
democracia podrá avanzar con medidas genuinamente democráticas.
Es importante que no siga siendo El Mercurio el que, a diario,
marca el paso de la agenda política que se le exige a los gobiernos de turno.
Si la Nueva Mayoría pretende ser un gobierno diferente deberá escuchar a la
sociedad civil, a los pueblos Mapuche, Aymará, Rapa Nui, Kawéshqar, Diaguitas,
y otros. También a las mujeres, a los menores excluidos y que sufren la
violencia, a los pueblos cuya realidad, agua y recursos son destruidos. Hay
mucho trabajo por delante… Mucho que hacer y el tiempo deberá usarse con
eficiencia, no en forma electorera tradicional. Se trata de problemas de principios
y no equilibrios con la binominal, o un Parlamento o un Poder Judicial que se
inclinan ante el poder económico tradicional que ha venido destruyendo el
futuro y aumentando la inequidad.
El país insiste: la
necesidad de democratizar y establecer equidad social y justicia es una
urgencia. La "Nueva Mayoría" tiene un desafío que no puede no resolver.
·
Finalmente, recomiendo la lectura, tranquila (pero también
urgente) del libro presentado por el Observatorio Ciudadano, publicado en LOM
el 2013 y que trata sobre: "Los
pueblos indígenas y el derecho". Es un texto que muestra los
antecedentes históricos y como "el derecho" ha sido un instrumento
que históricamente ha apoyado el despojo de los pueblos indígenas así como la
justificación de la represión y del aumento de esta en las últimas décadas. Un
libro que permitirá entender a muchos una realidad que dista mucho de ser el
"conflicto Mapuche" definido por El Mercurio y los ministros del
interior, sino la expoliación de un pueblo por un sistema y modelo social
completamente anti-democrático e injusto. ( ISBN: 978-956-00-0460-4 www.lom.cl )
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