Los conflictos históricos, de larga duración o recientes, son parte de este debate.
Esta nota se
originó luego de haber leído un artículo dedicado a la guerra criminal, de
muerte y de conceptos de exclusión que usan tanto los EEUU como Israel en sus
propias existencias y justificaciones para ejercer poder por encima de los
derechos humanos de otros pueblos. Sobre Palestina, el primero, y, según
necesidad, sobre el mundo entero, el Segundo. Esto de “¿Es Israel una Nación Judía? y
“¿Son Los Estados Unidos la Nación Americana?” se plantea como si ellos
fueran los únicos pueblos del mundo que justifican sus existencias y, al mismo
tiempo, pueden ejercer el derecho a la violencia, a la exclusión y opresión de
otros pueblos. (Para quienes quieran leerlo: Is Israel a
"Jewish Nation"? Is the US an "American Nation"? de Ira Chernus http://www.commondreams.org/view/2014/01/31-0
)
El artículo está definido por un solo
concepto: el invasor es quien pretende tener derechos (aunque en
realidad, su insistencia en tenerlo demuestra más bien que es quien tiene el
miedo) y, por las mismas razones es quien jura ser quien tiene derecho a ejercer
el poder, así como a redefinir los derechos y la historia de todos. Son los
"ganadores", es decir, los que en un lugar deciden ser “nosotros” versus
los "perdedores", aquellos que fueron invadidos, aplastados, “ellos”
o “los otros”, los desplazables, sin derechos. Estos “nosotros” impuestos, son
quienes creen tener el derecho de escribir la historia. El tema o teoría de
"nosotros" y "ellos" es utilizable en cualquier lugar del
mundo donde ha habido invasiones, asesinatos y genocidios... Los
victimarios se lo gritan a las víctimas. Los pueblos originarios,
aquellos que fueron invadidos, en prácticamente cualquier lugar del mundo, los
desplazados, asesinados son los que terminan siendo "los otros", los
criminalizados, demonizados... terroristas, para darle un sentido represivo
práctico (malamente justificable ante el "nosotros", los genuinos y
únicos) siempre son forzados a perder su historia y derechos y, al mismo
tiempo, se los acusa de no ser nadie, excepto de poder ser redefinidos por
cuanto concepto de exclusión que quieran darle: Como ser: flojo, borracho,
ladrón, mentiroso, ambicioso, brutal, injusto, incapaz de actuar honradamente,
primitivo (!)... y tantos otros epítetos. Y eso justifica el que sean
desposeídos por no merecer nada, salvo el desprecio, la marginación y sus vidas
miserables.
"El Abrazo", Muralista mexicano, José González Camarena ¿Quienes eran/son "ellos" y quienes "nosotros"? |
Esta "redefinición" no es
nueva. Ha sido así de siempre... en la corta historia de la humanidad. Los
pueblos llamados "primeras naciones", indígenas, originarios...
"todos esos", son marginados con estos conceptos de exclusión y
reafirmación del poder y de la justificación de propiedades y fortunas mal
habidas pero sí muy bien justificadas con los medios que niegan a esos
"otros" (los excluidos, los inferiores, los que merecen su
marginación y a los que se les exige "ser agradecidos" porque se les
haya permitido, este malvivir inmoral, marginal, que las sociedades instaladas
en el abuso les imponen. Esta "re-definición" nada tiene de nuevo. Y
hay que reconocerla para evitar caer en la maldición de haber sido convencido
de que los invasores son los buenos y, nosotros somos solo los
"otros". Esa suerte de maniqueísmo inmoral, debe ser denunciado a
cada paso. Ese concepto lo he visto recorriendo las tierras de mis
hermanos indígenas Mapuche y Aymaras, así como a estos otros hermanos de las
Primeras naciones en Canadá, o mirando a los pueblos siempre perseguidos, los
originarios de Europa, o los tantos países "originarios" que las
mentalidades "superiores", los que excluyen, lo hacen en Afrecha,
Asia y el mundo entero... incluidos aquellos de pequeñas islas perdidas en
medio de los grandes mares. Esta discusión es la que permite mantener las vidas
miserables de la gran mayoría de los pueblos del mundo, mientras los que se
creen el centro del mundo, que se autodenominan "nosotros", pueden
dedicarse a las cosas importantes como determinar de quien es el petróleo, o
los mares, los bosques, las fortunas.
Y, al hacerlo de este modo, mantienen
al "otro", al "enemigo", como terrorista, bandido,
malagradecido (por haber protestado por el hecho de ser mantenido al margen del
mundo justo, blanco, innovador, inteligente, justo, desarrollista (y cuanta
otra imbecilidad se les pueda imaginar para auto justificar sus existencias
opresoras. La exclusión de "ese otro" es hoy el mecanismo a través
del cual se auto afirman los opresores, los que se llaman
"nosotros".
Es el tema del poder y de sus
justificaciones. Las diversas religiones, en algunos momentos de supuesta
superioridad, se permitieron justificar grandes guerras y exterminio de
poblaciones. En lo que hoy se llama America Latina, la poderosa institución
católica, se permitió, por varios siglos, negarle la capacidad de tener alma a
los indígenas de este mal llamado “Nuevo Mundo”. Por supuesto, el concepto de pagano
se usaba de la misma forma en todos los rincones donde la avaricia y la usura
se iba expandiendo. Poco ha cambiado el mundo y la discusión desde entonces.
José Venturelli, Pediatra
Vocero Internacional del Departamento de Derechos Humanos del Colegio Médico de Chile
Vocero Internacional del Departamento de Derechos Humanos del Colegio Médico de Chile